La industria del lujo está siendo redefinida a través de nuevos códigos y significados, impulsados por cambios en los hábitos de consumo.
Según un análisis presentado por Mariana Carreón, Directora de Planificación Estratégica de la agencia global another.
La investigación se basó en entrevistas a la generación Z, análisis de redes sociales y estudios de tendencias.
El lujo, que se ha expandido al doble del ritmo del crecimiento del PIB mundial en la última década, ahora se redefine más allá del alto costo y el privilegio.
Se construye en tres capas: construcción material (alta calidad y rendimiento superior), construcción simbólica (valor emocional, cultural y sociológico) y búsqueda de propósito (fabricación y experimentación de la felicidad).
El análisis mostró que la generación Z percibe el lujo y el estatus como algo intangible, relacionado con la experiencia y lo que reside dentro de ellos.
El 53% de los compradores prefieren artículos de lujo sin logotipos visibles. Se busca un equilibrio, conexión, disfrute, libertad, experiencias únicas y consciencia.
El lujo se divide en varias categorías como moda, tecnología, turismo, foodies, entretenimiento, y se manifiesta en cinco conceptos: lujo tradicional (expresión de riqueza, poder y estatus), lujo silencioso (calidad, artesanía, atención al detalle), lujo experiencial (involucra todos los sentidos del consumidor), lujo consciente (sostenibilidad, responsabilidad social, ética empresarial) y lujo emocional (creación de momentos únicos y memorables).
Los hallazgos sugieren que la tecnología es fundamental para potenciar el lujo y que los consumidores conscientes buscan alinear sus decisiones de compra con sus valores, emociones y entorno.