Está el caso de la residente fronteriza, Angelina Reyes, quien meses atrás contrajo matrimonio con un paisano, hijo de migrantes mexicanos pero con ciudadanía estadunidense por nacimiento, y vecino de Arizona.
“Ahorita no puedo pasar porque se me retiró la visa láser, mientras me llaman del Consulado americano para arreglar los papeles y poder tener primero mi ‘mica’ de residente en el otro lado”, explicó.
Expuso que estudió hasta el nivel de preparatoria, ya que siempre pensó en dedicarse al hogar y a los niños, además de ocuparse en algo en que pudiera trabajar desde su hogar, como corte de pelo, maquillaje o ventas de productos de belleza o el hogar.
Después conoció a quien es su esposo y decidieron que gestionarían los documentos migratorios para que ella cruce legalmente a la Unión Americana, por lo que dice que ahora todo puede cambiar.
“Si me gustaría tener hijos, pero creo que ahora voy a buscar aprender algún oficio de lo mismo, dedicarme a un negocio con la ayuda de él y hacer un patrimonio antes de dedicarme a la familia”, expresó.
Mencionó que sí conoce casos de gente que ha sufrido mucho por cruzar ilegalmente por el desierto, por lo que considera que deberían abrirse más las oportunidades de residir de manera legal en el vecino país, porque allá necesitan gente que quiera trabajar.
Según estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional estadunidense (DHS, por sus siglas en inglés), en el primer semestre del año fiscal 2017 un total de 560 mil 150 personas de todo el mundo obtuvieron algún tipo de residencia permanente en Estados Unidos.
De ese global, un total de 80 mil 702 personas procedentes de México (14.4 por ciento) estuvieron entre quienes adquirieron estatus como nuevos residentes legales de la Unión Americana.
De acuerdo con las estadísticas, entre 2013 y 2015, al menos 431 mil mexicanos obtuvieron la residencia permanente en el vecino país.