Resulta de gran importancia para cualquier organización tomarse su tiempo para el estudio y análisis de estos tres elementos, simplemente dicen quiénes son y a dónde van, por lo que deben estar ligados a la planeación, operación y organización para poder ser congruentes en el tiempo, teniendo con ello claramente la filosofía que todos sus integrantes deben adoptar para saber en dónde están parados y lo que se espera de ellos.
Está comprobado que las organizaciones que disponen de un buen establecimiento, desarrollo y difusión de estos elementos, son quienes orientan mejor sus acciones y afrontan de mejor manera sus retos, ya que todos saben perfectamente cuál es la línea para poder hacerlo.La MISIÓN define principalmente la actividad de la organización en el mercado, su razón de ser, el motivo para la que existe y como lo lleva a cabo. Cuando se desarrolla es importante tener presente además, quiénes somos y de dónde venimos.
VISIÓN debe indicar hacia donde se dirige la organización a largo plazo. Debe responder a las preguntas ¿qué queremos ser? ¿A dónde queremos llegar? Sin dejar de ser realista, una buena visión puede hacer que los colaboradores se identifiquen con ella y luchen por conseguirla.
Los OBJETIVOS deben reflejar el resultado que se quiere alcanzar, siendo claros, precisos y pertinentes. Se vuelven importantes al ser derivados de la MISIÓN y la VISIÓN, convirtiéndose en enunciados que orientan el camino hacia un fin concreto en un futuro.
La cultural empresarial, no es otra cosa más que las normas, valores y formas de pensar que caracterizan el comportamiento de los empleados en todos los niveles de las organizaciones, y no es exclusiva de las grandes empresas.
No importa que tan grande o pequeña sea tu organización o negocio, siempre será importante contar con una CULTURA EMPRESARIAL bien establecida que defina el rumbo, la forma de asignar los recursos, de organizarse y sobre todo la imagen que quieras reflejar.Actualmente dos de cada tres directivos exitosos señalan a la CULTURA EMPRESARIAL como un factor más importante que la propia estrategia o el modelo operativo de las organizaciones, pues de ella se desprende todo el sentir de las acciones próximas a ejecutar, la esencia misma con la que se habrá de trabajar.