Durante el Siglo XIX el Día de Muertos no era un ambiente de fiesta

02 de Noviembre de 2021
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San juan del Río, 2 Noviembre 2021.- En su artículo “Alegría, derroche y diversión en la fiesta de los muertos decimonónica”, Edelmira Ramírez Leyva, mencionó que durante la segunda mitad del siglo XIX el Día de Muertos no era un día de fiesta, ya que las personas se dedicaban a llorarles a sus muertos. 

“Durante la segunda mitad del siglo XIX, el día dedicado a la conmemoración de los fieles difuntos se consideraba un día solemne, melancólico, lleno de lágrimas y añoranza por los parientes y amigos muertos, de hecho era una mera formalidad” dijo. 

Ante esto, mencionó que durante esta época era un ambiente frío y triste, que al mezclarse con el otoño era un momento perfecto para que las familias recordarán a sus fieles difuntos. 

“Algunas de las crónicas decimonónicas señalan que la naturaleza se vestía a tono para celebrar a los muertos; así rememoraban el otoño como un mes melancólico, frío, triste, donde el amarillo de las hojas caídas enmarcaba la desnudez de los árboles, ofreciendo el paisaje perfecto para recordar a los muertos” comentó. 

Dentro de las preparaciones para el festejo del Día de Muertos, manifestó que en el ambiente predominaba el bullicio de las personas además de que otros se dedicaban a rezar y a recordar de forma ortodoxa dicho festejo. 

“El gran movimiento generado por los preparativos del festejo, creaba un ambiente de tensión pre festiva, en donde predominaban el bullicio y la agitación (...) pero junto a los grupos que se preparaban para la celebración, también estaban los que observaban el recogimiento, la práctica de la oración, las lágrimas y el recurso doliente de los ausentes”, expresó. 

Finalmente, expresó que a pesar de que predominaba más el respeto por el Día de Muertos, también predominaba un ambiente festivo y los diferentes rituales católicos específicos de la época. 

“De esta manera, se puede decir que ambos estados convivían en el día de muertos, pero con una predominancia del ambiente festivo, como lo constatan las crónicas de la época. Así pues, junto a la fiesta popular convivía el ritual católico”, concluyó.

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