San Juan del Río, 18 octubre 2023.- (Imagen Ilustrativa/depositphotos) Cada año, durante los días 1 y 2 de noviembre, las calles, hogares y cementerios de México se visten de colores, aromas y tradiciones para conmemorar el Día de Muertos, una festividad que combina elementos prehispánicos con costumbres católicas, rindiendo homenaje a aquellos seres queridos que ya no están en el mundo terrenal.
Altar de Muertos:
Sin duda, el elemento central de esta festividad. Los altares se erigen en los hogares para recibir a las almas de los difuntos.
Cada nivel y elemento tiene un significado: velas para iluminar el camino, agua para saciar la sed del espíritu, sal como símbolo de purificación, pan de muerto que representa el alimento, y flores de cempasúchil que con su fragancia atraen a las almas.
Calaveritas de azúcar:
Estas pequeñas calaveras decoradas y coloridas, hechas principalmente de azúcar, son una delicia que simboliza la muerte con un toque dulce y festivo.
Es común que lleven el nombre de una persona viva en la frente, como una forma juguetona de "matar" simbólicamente a amigos y familiares.
Pan de Muerto:
Un pan dulce tradicional que suele llevar en su superficie decoraciones que asemejan huesos. Se coloca en los altares como ofrenda y es compartido entre familiares y amigos.
Papel Picado:
Delicadas hojas de papel de china, recortadas con intrincados diseños que representan calaveras, flores y escenas alusivas al Día de Muertos. El viento que mueve al papel simboliza la vida, que es efímera y frágil.
Flores de Cempasúchil:
Conocida como la flor de los muertos, su fuerte aroma y vibrante color anaranjado se cree que atraen y guían las almas de los difuntos hacia las ofrendas.
Calacas y Catrinas:
Las calacas (esqueletos) y las Catrinas (figuras femeninas esqueléticas elegantemente vestidas) son representaciones humorísticas de la muerte.
La Catrina, en particular, es una figura icónica popularizada por el grabador mexicano José Guadalupe Posada.
Visitaciones a cementerios:
Familias enteras visitan las tumbas de sus seres queridos, las cuales son adornadas con flores, velas y ofrendas. La noche se convierte en una velada donde se reza, se canta y se recuerdan anécdotas de aquellos que ya partieron.
Esta festividad, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008, no solo es una forma de recordar a los muertos, sino también una expresión viva de la rica tradición y cultura mexicana que ve a la muerte no como un final, sino como parte de un ciclo eterno.