Vicepresidente de Argentina enfrenta ocaso político

20 de Febrero de 2015
Buenos Aires, 20 Feb 15 (Notimex).- Hace mucho que Argentina no tiene vicepresidente, concluye Ramón Viola, un contador de 45 años que no duda que la carrera política de Amado Boudou terminó cuando estalló el escándalo de corrupción que puede llevarlo a juicio.

Aunque la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quiera mantener al vicepresidente en el cargo, asegura este hombre, “Boudou ya es un cadáver político al que esconden para que su caso no impacte en las elecciones”.

Lo mismo opina Susana Martínez, una empresaria del ramo textil que cree que el gobierno se empeña en mantener a Boudou sólo para no ceder a los reclamos de la oposición.

“Los argentinos nos quedamos sin vicepresidente el día que fue acusado de corrupción, espero que la gente se acuerde de él cuando vayamos a votar”, convoca indignada por la vergüenza que le provoca que un funcionario de ese nivel esté procesado por corrupción.

La mujer, de 37 años, se refiere a los comicios generales del próximo 25 de octubre, en los que 30 millones de argentinos deben elegir presidente y vicepresidente, y renovar parcialmente el Congreso.

Viola y Martínez son apenas una muestra de lo que piensan los argentinos sobre Boudou, el político con la peor imagen del país, ya que las encuestas revelan que el 80 por ciento tiene una opinión “mala” o “muy mala” sobre él.

Por eso es que, según los últimos sondeos publicados, más del 60 por ciento de los argentinos quiere que el vicepresidente deje el cargo que le permite, pese a las constantes impugnaciones de la oposición, seguir presidiendo las sesiones del Senado.

Nada parecía ensombrecer el futuro de Boudou a mediados de 2011, cuando se ruborizó al escuchar cómo la presidenta anunciaba en público que el entonces ministro de Economía sería su compañero de fórmula rumbo a la reelección.

En octubre de ese año, la dupla Fernández de Kirchner-Boudou ganó con el 54 por ciento de los votos, lo que convirtió al joven vicepresidente en un posible y futuro candidato a presidente.

A principios de 2012, pocos meses después de asumir, el vicepresidente, convertido en el segundo hombre más importante del gobierno, vio cómo su buena estrella se apagaba cuando un programa denunció una trama de corrupción con él como protagonista.

El programa “Periodismo para todos”, conducido por el periodista opositor Jorge Lanata, reveló que Boudou había comprado, con la ayuda de prestanombres, parte de la imprenta Ciccone Calcográfica, la cual estaba en proceso de quiebra.

De acuerdo con la investigación, Boudou aprovechó su puesto como ministro de Economía para rescatar financieramente la empresa y, posteriormente, logró que obtuviera millonarios contratos con el Estado.

Después de dos años de iniciada la causa, Boudou se convirtió el pasado 27 de junio en el primer vicepresidente de la historia argentina en ser procesado.

El juez Ariel Lijo le imputó los delitos de cohecho e incompatibilidad de la función pública, por lo que podría ser condenado a penas breves de seis años de cárcel, pero que en lo concreto se traduce en el fin de su carrera política.

La víspera, la Cámara Federal confirmó el procesamiento de Boudou, lo que lo deja a un paso del juicio oral y público, mismo que se llevaría a cabo cuando él ya no esté en el cargo, pues el actual gobierno terminará el próximo 10 de diciembre.

Obstinado en mantenerlo en el cargo hasta el final, el gobierno lo defiende y revira, como lo hizo este viernes el jefe de Gabinete Jorge Capitanich, quien reiteró que las acusaciones forman parte de una maniobra política en contra de Boudou.

Sin embargo, tres años después de enfrentar conflictos judiciales que terminarán en su enjuiciamiento, y pese a sustituir ocasionalmente a la presidenta cuando viaja o a que sigue dirigiendo las sesiones del Senado, el vicepresidente es el hombre más sólo del gabinete.

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