El Spree es uno de los dos ríos que cruza a la capital alemana. El Río Spree tiene una longitud de 400 kilómetros y llega hasta la República Checa. En Berlín es ampliamente conocido porque varios de los edificios más prominentes de la capital se alzan en sus riveras en pleno centro.
Entre ellos se cuentan el Reichstag, que es la sede del Parlamento, y la Cancillería Federal. La Puerta de Brandeburgo está solo dos cuadras del Spree. A ellos se suman varios ministerios, así como el principal centro de prensa del país, la Haus der Bundespressekonferenz, donde las dos únicas asociaciones de la prensa local y extranjera tienen su sede.
Una de sus características es la gran cantidad de brazos y canales que hay en sus deltas y bifurcaciones, que en total contabilizan mil 550 kilómetros de vías acuáticas rodeadas de pequeñas praderas, campos de cultivo y bosques.
En sus aguas y en sus bosques hay seis mil tipos de plantas y animales, entre peces, pájaros, cigüeñas blancas, anfibios, castores, insectos. Uno de los insectos más vistosos que alberga brillan en azul eléctrico. Uno de los más peligrosos es la serpiente-collar.
Las tímidas martas acuáticas tienen aquí uno de sus últimos santuarios en Europa, donde se reproducen. En el verano prematuro que se registra actualmente en esta parte de Alemania, los procesos reproductivos de plantas y animales se aceleran por el clima húmedo y cálido.
La Reserva-Biosfera de Spreewald fue designada como tal desde 1991 por la UNESCO, y es equiparable con las que existen en Yellowstone de Estados Unidos, con Serengeti, una savana que se extiende entre Tanzania y Kenia, y con el Delta del Río Danubio, que se sitúa en la desembocadura de ese río en el Mar Negro.
En esta época del año, cuando hay temperaturas cálidas y las horas de sol al día son cada vez más, mucha gente acude a pasear por sus canales en lanchas o a rentar una pequeña casa en sus riveras, a pasear por el bosque o a comer en restaurantes a la orilla de los lagos de la región.
El alemán Gerd Wassermann, de 76 años, ha trabajado toda su vida en ese bosque y tiene una lancha para ofrecer a grupos de turistas navegar por los canales. Dijo a Notimex que la vida en ese lugar es muy bonita. "Muy bonita pero dura".
Contó que el trabajo que realiza es particular, de una sola persona. Todo lo que hay que hacer es manual y la tecnología no puede ayudar. Además todo debe ser respetuoso de la naturaleza de la zona. Para ello hay reglas y leyes muy claras.
El Spreewald vive de mucho esfuerzo con cultivos, yerbas para condimentos, turismo, pesca y pepinillos encurtidos, que son la especialidad. Los hay en una gran variedad: con ajo, agridulces, con frutas, con diversas yerbas y por supuesto con una buena rebanada de pan alemán.
Pero sobre todo turismo. Ese gran parque natural atrae al año cuatro millones de visitantes, lo que lo hace el principal punto turístico del estado de Brandenburgo. Se cuida que el turismo respete las reglas del lugar y que no lo dañe.
Hay pequeñas poblaciones diseminadas en la región que son pintorescas y en las que se puede pasear y comprar coloridos textiles y otras artesanías. Wassermann narró que durante la época de frío, hay que hacer mucho trabajo manual para reparar los equipos.
Para que el Bosque del Río Spree mantenga intacto su "rostro" y la riqueza de su fauna y su flora se lleva a cabo un desarrollo sustentable en la zona con un uso tal de su suelo que sea muy gentil con el medio ambiente.
El objetivo es resguardar las praderas húmedas, respetar las zonas protegidas. En esa biósfera-reserva solo se usan productos naturales previamente acordados con las autoridades locales.
El nombre de la oficina pública a cargo lo resume con su nombre: "Casa para el Hombre y la Naturaleza".