En un informe, Unicef indicó que el 75 por ciento de estos menores se desplaza a otras regiones de África subsahariana en tanto que menos de uno de cada cinco se dirige a Europa.
“Los niños de África occidental y central se están moviendo en mayor número que nunca, muchos en busca de seguridad o una vida mejor”, expresó Marie-Pierre Poirier, directora regional de Unicef.
Poirier añadió que debido a que estos menores se desplazan dentro de África, y no a Europa ni a otra región, es preciso “ampliar la discusión sobre la migración para abarcar las vulnerabilidades de todos los niños en movimiento y expandir los sistemas para protegerlos en todos sus destinos”.
El informe, que se basa en una serie de entrevistas con migrantes y sus familias de varios países, revela un conjunto complejo de factores que impulsan la migración más allá de la pobreza.
Sugiere que es probable que la migración de niños y jóvenes de África occidental y central aumente debido a la confluencia de factores como el rápido crecimiento demográfico y la urbanización, el desarrollo económico inequitativo y los conflictos persistentes.
Otros factores que promueven esta migración son la debilidad de la gobernanza y la limitada capacidad institucional para apoyar a las poblaciones más vulnerables, según Unicef.
El cambio climático es también un factor importante que impulsa la migración en África occidental y central y, en ese sentido, Unicef prevé que la región experimente un aumento de temperatura de tres a cuatro grados este siglo, más de una vez y media más alto que en cualquier otro lugar del mundo.
Las graves inundaciones y sequías ya están causando la pérdida de medios de subsistencia y desplazamiento, mientras que los cambios en los patrones climáticos están haciendo que algunas formas de agricultura sean cada vez más insostenibles.
Las tensiones sobre el acceso a recursos escasos para el ganado están llevando a hostilidades en algunas áreas rurales, empujando a un mayor número de personas hacia las ciudades.
El informe considera que la región carece de suficientes sistemas de protección, tanto dentro como fuera de las fronteras, para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños refugiados y migrantes, una brecha que se acentuará con el aumento previsto de las poblaciones nacionales y la migración.