Ríos amazónicos son nueva ruta para el transporte de toneladas de drogas

26 de Marzo de 2018
Guardar
rios-amazonicos-son-nueva-ruta-para-el-transporte-de-toneladas-de-drogas
rios-amazonicos-son-nueva-ruta-para-el-transporte-de-toneladas-de-drogas
Manaus, Brasil, 26 Mar (Notimex).- Los ríos amazónicos que cruzan las fronteras de Colombia y Perú –grandes productores de cocaína- y Brasil, segundo mayor consumidor mundial y enclave logístico para exportar la droga a Europa y Estados Unidos, son ahora un gran corredor de narcóticos dominado por la violencia y corrupción.

“Los ríos Solimoes y Japurá son los corredores de la droga hacia el noreste de Brasil y a Europa”, explicó en entrevista exclusiva con Notimex el secretario de Seguridad del estado de Amazonas, Bosco Saraiva.

Saraiva también es vicegobernador de este inmenso estado brasileño fronterizo con Colombia y Perú y que tiene más de 90 por ciento del territorio cubierto por selva amazónica.



“Brasil no produce ni armas, ni cocaína, ni marihuana. Brasil está muy bien vigilado. Es la frontera, en medio del bosque amazónico, donde el control es muy difícil”, agregó la fuente, que señaló la presencia de grupos criminales como el Primer Comando da Capital y su enemigo Familia do Norte para hacerse con el control de la droga.




Colombia es el mayor productor de hoja de coca del mundo, seguido por Perú, según datos de la Organización de Naciones Unidas.

La región de la Amazonía, donde hay una reducida densidad de población, índices de desarrollo humano bajos y grandes espacios de selva nativa y un laberinto de ríos de difícil fiscalización, se ha convertido en una nueva vía para exportar la droga (cocaína y skunk, una marihuana hasta 20 veces más pura que la convencional) hasta los centros consumidores.

Los datos de decomisos de droga en Amazonas revelan este aumento: en 2017 la Policía Civil decomisó seis toneladas de droga con un valor de 51 millones de reales (unos 16 millones de dólares), la mayor cantidad desde que se creó en 2015 el departamento de investigación y lucha a los narcóticos.

El aeropuerto de Manaus, capital del estado de Amazonas, también se convirtió en 2017 en el segundo mayor del país –tras Sao Paulo, el mayor de América del Sur- en cantidad de droga interceptada, con casi una tonelada de cocaína, skunk y droga sintética.

Decenas de fuentes consultadas para este reportaje, entre ellas policías, expolicías y funcionarios del sistema de prisiones en Amazonas, revelan que los datos no se corresponden con la dimensión del tráfico de droga en los ríos amazónicos.

“Años atrás agarrábamos un cargamento de 40 kilos de cocaína y estábamos contentos. Ahora son toneladas”, explicó un policía que investiga el tráfico desde 2011 y pidió el anonimato.



“Tengo la seguridad de que el 90 por ciento de barcos que vienen de zonas de la frontera a Manaus llevan droga. Por cada tonelada que interceptamos hay otras nueve que logran entrar”, aseguró el agente armado con un fusil y minutos antes de llevar a cabo la fiscalización de un barco en el puerto de Manaus.




El Ejército brasileño realiza vigilancia y fiscalización en un área de 150 kilómetros de la frontera amazónica con Colombia y Perú, pero la falta de recursos y la dimensión del área -con fronteras transnacionales de más de dos mil kilómetros- impiden detener este tráfico de drogas en aumento, según las autoridades.

Además, los altos niveles de pobreza en zonas del interior del estado de Amazonas, donde en ocasiones no llega la electricidad y el único empleo es el ofrecido por pequeñas alcaldías, contribuyen a que la población se exponga a traficar cocaína hasta Manaus desde la frontera “por doscientos o trescientos dólares”.

“La ‘mulas’ son mujeres, sobre todo, de 20 a 40 años, que se exponen a llevar la droga a cambio de una cantidad que es una miseria, pero que en el interior es mucho dinero.

Cuando las detienen o las agarran con la droga, en la toma de declaración a veces admiten y a veces no. Si admiten, dicen que lo hacen porque tienen cinco o seis hijos pequeños que tienen que alimentar”, explica un policía.

Fuentes que pidieron no ser citadas indicaron que existe también un alto nivel de corrupción policial en zonas rurales, que hacen que funcionarios de las fuerzas de seguridad sean partícipes de este negocio ilícito.