La noticia contrastó con la degradación que la primera ministra Jacinda Ardern hizo de su ministro de Salud, David Clark, por haber violado las normas de permanencia en casa.
En tanto, Australia aún se encuentra en plena lucha contra la pandemia, con advertencias de que a pesar de los días festivos de esta Semana Santa, el "quédate en casa" debe ser respetado sin excepción.
Este martes las autoridades sanitarias neozelandesas reportaron 54 nuevos casos probables y confirmados, 67 menos que la víspera, informó el director general neozelandés de Salud, Ashley Bloofield.
Además, informó que 65 personas se recuperaron, la primera vez en que las recuperaciones superan a los nuevos contagios desde que se comenzó a aplicar la permanencia en casa, dijo el experto citado por Radio New Zealand.
No es tiempo aún de cambiar nuestras medidas, aseguró a su vez la primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern en la misma conferencia de prensa, en la cual explicó que había retirado las funciones de ministro asociado de Finanzas de Clark, encargado del ministerio de Salud.
En condiciones normles lo hubiera despedido, pero a fin de mantener la continuidad en los trabajos contra la pandemia, le he retirado esas funciones, explicó.
Clark reconoció que el primer fin de semana de permanencia en casa, había llevado de paseo a su familia, y entendía que las sanciones no se debían a la calidad de su trabajo ministerial. "Necesito reconstruir la confianza de la gente en mí", reconoció a la radio neozelandesa.
En tanto el jefe de gobierno australiano, Scott Morrison, advirtió sobre los "horribles escenarios" que podría vivir el país si no se respetan medidas como la distancia social en particular este fin de semana.
"Debemos mantener el curso, centrarnos en lo que hemos ganado", dijo citado por la Australian Broadcasting Corporation (ABC).
De acuerdo a un modelo teórico de las medidas que aplica Australia divulgado este martes, estas acciones significan que la demanda de camas de terapia intensiva se mantendrá en niveles adecuadas.
En contraste, sin cuarentena, aislamiento y distancia social, la demanda de ese tipo de camas se dispararía a 35 mil diarias, 28 mil más de las existentes a la fecha.