Una ceremonia en la cual estuvo presente el rey Guillermo Alejandro de Holanda como invitado de honor marcó este jueves la reapertura del museo reformado, que permaneció cerrado por la visita real, pero abrirá sus puertas al público a partir del fin de semana.
El inmueble tiene ahora una nueva entrada y salida, más espacio para actividades educativas, mayor información sobre la vida de Ana, su familia, las otras personas que también se escondieron en el anexo secreto del edificio y de quienes les ayudaron mientras estuvieron allí, entre 1942 y 1944.
La adolescente alemana, autora del famoso libro Diario de Ana Frank, ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la humanidad en medio de los horrores del Holocausto, por lo que la casa donde se escondió de los nazis ahora busca enseñar sobre el antisemitismo a las nuevas generaciones.
El museo presenta una nueva cara, más atractiva, para los jóvenes que pueden tener pocos o carecer de conocimientos sobre la Segunda Guerra Mundial y la Alemania nazi en una época en que los delitos de odio aumentan, puntualizó el Museo en un comunicado.
El lugar ha sido visitado por 1.2 millones de personas cada año y la mayoría de esos visitantes tienen menos de 30 años de edad, por lo que “necesitamos proporcionar más contexto y antecedentes a la historia de Ana”, declaró a la prensa el director ejecutivo del museo, Roland Leopold.
El famoso Diario de Ana Frank retrató vívidamente la vida de una niña común que vivió circunstancias extraordinarias, escondiéndose de los nazis mientras éstos intentaban exterminar a los judíos de Europa.
Así, el museo muestra las habitaciones estrechas, a las que se accede a través de una puerta oculta detrás de un estante de libros falso, donde Ana se refugiaba junto con su padre Otto, su madre Edith, su hermana Margot y otras cuatro personas, reportó el portal de noticias Expatica
Traicionados y arrestados por la Gestapo, los ocho fueron deportados de los Países Bajos y Ana, de 15 años, y Margot, de 19, murieron de tifus en el campo de exterminio de Bergen-Belsen en febrero de 1945, mientras que su madre murió en Auschwitz.
Otto Frank sobrevivió y convirtió en el trabajo de su vida la publicación del diario de su hija y convertir la casa en un museo para que el mundo recordase siempre el Holocausto y de los 60 mil judíos de Ámsterdam que murieron.