El alcalde florentino, Dario Nardella, quien llegó al lugar donde se desarrollaba la manifestación, debió ser evacuado tras ser insultado y empujado por inmigrantes y algunos jóvenes italianos que se unieron a la protesta.
“Me voy porque no quiero convertirme en un elemento de provocación, no podemos caer en la violencia y en los insultos, la ciudad tiene el deber de defender los principios de la democracia y de la convivencia civil”, declaró Nardella a los medios.
Dijo comprender la furia de los inmigrantes, pero insistió en que la ciudad no puede aceptar los desórdenes de los manifestantes, que causaron destrozos en el centro histórico.
El alcalde había sido invitado por la comunidad senegalesa, que convocó a una protesta silenciosa por el homicidio de Ivy Diene, de 53 años de edad, un vendedor ambulante que la víspera fue atacado a balazos por Roberto Pirrone, de 65.
El fiscal florentino, Giuseppe Creazzo, excluyó los motivos racistas en el asesinato, pues Pirrone, un ex tipógrafo jubilado, en realidad pretendía suicidarse por problemas económicos y al final prefirió disparar contra el senegalés.
La explicación oficial no convenció a exponentes del a comunidad senegalesa de Florencia, para los cuales el homicidio de su compatriota se enmarca en el clima de intolerancia que ha aumentado en Italia en los últimos años.
Pape Diaw, representante de la comunidad senegalesa, resaltó que Diene fue asesinado el mismo día en que fue dado a conocer el triunfo de “los fascistas”de la Liga del Norte en las elecciones generales.
“(Matteo) Salvini (líder de la Liga del Norte) ha sembrado odio. Se trató de un homicidio racista”, declaró.
Según los medios, la víctima ayudaba a la familia de uno de los dos senegaleses asesinados en la plaza Dalmazia de Florencia en 2011 por el fascista Gianluca Casseri, quien después se suicidó.