La Habana, noviembre (SEMlac). - El debate sobre la representación social de las mujeres y los hombres afrodescendientes en Cuba aún es insuficiente. Se requiere seguir derrumbando prejuicios y estereotipos en torno a su representación en el cine, la televisión, la fotografía y las artes en general.
En ello coincidieron investigadores, artistas, activistas y personas diversas el 28 de octubre, durante un conversatorio organizado en la Casa Museo Osvaldo Guayasamín, en La Habana.
Convocada por el proyecto "Rizo libre", la iniciativa defiende la afroestética y es impulsora de una comunidad de apoyo a la comunidad "afro rizada", que promueve el diálogo, la capacitación y espacios de socialización para abordar temas relacionados con la cultura, la identidad, la estética afrodescendiente, el racismo y la discriminación.
Lisandra Torres, del centro de investigaciones sociales de RTV Comercial, activista afrofeminista e integrante de la articulación afrofeminista cubana, compartió la experiencia de su tesis de máster, que se centró en la representación de estos grupos en telefilmes.
Dijo que si bien se ha avanzado en la forma en que se representan estos grupos en la última década, todavía existen desafíos.
"Nuestra televisión es pública y tiene un importante objetivo social de formar, educar y entretener. En términos de educación, no podemos subestimar los logros alcanzados en comparación con otras televisoras. Contamos con un público instruido que ha sido educado", precisó.
Agregó que una de las directrices de la política del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) es mantener un equilibrio étnico adecuado y representativo de la sociedad en toda la programación, sin permitir ningún tipo de discriminación.
Sin embargo, todavía existe una tendencia en la industria audiovisual de asignar roles negativos a personas negras y mestizas, tanto mujeres como hombres, jóvenes y adultos, representando a grupos marginales, dijo la investigadora.
No sólo estar, también cómo
De acuerdo con Torres, a partir del análisis de cuatro telefilmes, algunos de los resultados revelaron que los personajes negros y mestizos eran retratados de forma obscena y las comunidades donde vivían se ubicaban en los lugares más deplorables de La Habana.
Incluso, se observaron diferencias al interior de la comunidad afrodescendiente, dijo Torres. Algunas personas expresaron que los personajes mestizos eran representados como educados e intelectuales, mientras que los negros se mostraban con un nivel de escolaridad bajo. Otros argumentaron que era necesario mostrar historias que reflejaran la pluralidad de la sociedad, señaló.
La estudiosa sostuvo que, con la representación y reproducción de historias de vida estereotipadas en los espacios dramatizados, se continúan perpetuando desigualdades. "No sólo se asignan estereotipos relacionados con la fuerza, la violencia y la sexualidad al hombre negro, sino también a la mujer negra, quien históricamente ha sido vista como un objeto sexual de deseo. Esta estigmatización no sólo tiene un componente sexual, sino también social y racial", enfatizó.
"No se trata únicamente de estar presentes, sino de cómo estamos representando y qué historias de vida estamos contando", dijo.
Es importante visibilizar otras historias de empoderamiento y logros de personas negras y mestizas, ya que esto fortalece a nuestros niños, jóvenes y familias, afirmó Torres.
Apuntó que, en las entrevistas realizadas a actores y actrices, se destacó el hecho de que muchos de ellos asumen determinados personajes por necesidad económica. No todos los intérpretes pueden permitirse rechazar un papel, incluso si no están de acuerdo con el personaje, comentó.
En ese sentido, Ana María Paredes, narradora oral escénica, compartió una de sus vivencias. "Nací en 1948 y he atravesado muchas etapas en esta vida. En una ocasión, me invitaron a participar en una obra en la que interpretaría a una esclava que recibía latigazos y se revolcaba en el fango. Si bien me ofrecían una buena remuneración, decidí rechazar el papel porque sabía que esos latigazos fingidos me dolerían en el alma, ya que fueron una cruel realidad para millones de personas", dijo la artista.
Cambiar la mirada
Los prejuicios no sólo se reproducen desde los medios, apuntó Yaima Ramos, vicedecana docente de la Facultad de Artes Visuales (ISA), al intervenir con su ponencia "El discurso visual de la mujer negra. Deconstruyendo el mito".
La especialista señaló que el estereotipo de la mujer negra en el arte occidental ha sido históricamente limitante y discriminatorio, por relegarla a roles secundarios o representarla de manera exótica y como un objeto.
Sin embargo, artistas de la plástica contemporánea, como la estadounidense de origen afrocubano Harmonía Rosales, están desafiando estos estereotipos al reimaginar obras clásicas del Renacimiento, con figuras femeninas negras en lugar de las representaciones tradicionales.
Mediante esta deconstrucción visual, Rosales cuestiona y subvierte las narrativas establecidas, desafía las normas de género y raza en el arte y destaca la presencia y la dignidad de las mujeres negras en la historia y la sociedad contemporánea, señaló.
Esta es una premisa que desde sus retratos comparte la fotógrafa Mavel Valdés. "Mis obras buscan representar la dignidad de la persona afrodescendiente, dijo.
Su proyecto, titulado "Nosotros", se enfoca en la comunidad afrodescendiente y busca llenar el vacío existente en la representación fotográfica de estas personas.
Valdés observó la escasez de retratos de personas afrodescendientes en la fotografía y decidió centrarse en representarles, sin caer en los enfoques marginales o sexualizados que a menudo prevalecen.
Su trabajo se sitúa en un término medio y busca mostrar la cotidianidad, la normalidad y el empoderamiento desde una perspectiva más auténtica y representativa, comentó.
Agregó que, aunque actualmente hay un creciente número de mujeres afrodescendientes dedicadas a la fotografía en diferentes géneros, como la documental, de naturaleza, de moda y el retrato, su trabajo y contribuciones aún son poco conocidos.
Los aportes de las mujeres, en especial las afrodescendientes, tampoco son justamente visibilizados desde espacios como la música, dijo Mayte Caballero, la primera mujer directora del Coro Folklórico Nacional desde hace una década y con 32 años de trabajo en una agrupación que, por siete décadas, se ha enfocado en salvaguardar las tradiciones folklóricas callejeras cubanas.
"A veces por ser mujer no te tienen en cuenta; a veces dicen: qué hace una mujer dirigiendo el Coro… habiendo en el grupo tantos negros, tantos hombres", dijo la cantante, quien sostuvo que defender la identidad nacional es defender también las raíces afro.
Para Yadira Rachel Vargas, creadora y fundadora de "Rizo libre" y coordinadora del debate, "es vital crear espacios de encuentro y apoyo para la comunidad afrodescendiente, donde se puedan compartir experiencias, aprender unos de otros y fortalecer la autoestima y el sentido de pertenencia", afirmó.
Consideró que derribar los prejuicios que hoy perpetúan la discriminación por color de la piel requiere centrarse, además, en el universo infantil.
"Las personas adultas ya hemos sido moldeadas por lo que nos han enseñado, y por ello nos toca a nosotros deconstruir esa imagen", dijo la emprendedora, para quien es esencial la creación de libros, contenido audiovisual y juguetes que reflejen la diversidad étnica y racial.