Peste de pequeños rumiantes afecta a antílopes en extinción: FAO

27 de Enero de 2017
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Roma, 27 Ene (Notimex).- Un brote de la peste de pequeños rumiantes, que afecta principalmente a ovejas y cabras, alcanzó a antílopes en vías de extinción en Mongolia, advirtió hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En un comunicado conjunto con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), FAO destacó que unos 900 antílopes saiga (Saiga tatárica mongólica) -un 10 por ciento de la población de esta subespecie-, fueron hallados muertos en la provincia occidental de Khovd, en Mongolia.

Confirmó que las muestras extraídas de los cadáveres dieron resultado positivo a la peste de los pequeños rumiantes (PPR), una enfermedad viral que provoca una alta mortandad en los rebaños domésticos de ovejas y cabras, matando hasta el 90 por ciento de los animales infectados.

La FAO y la OIE lideran un esfuerzo multinacional para erradicar en 2030 la PPR, enfermedad que puede tener un impacto devastador a nivel económico y sobre la seguridad alimentaria.

El 80 por ciento de los dos mil 100 millones de pequeños rumiantes que se calcula hay en el mundo viven en regiones afectadas, y constituyen un activo importante para un tercio de los hogares rurales pobres, resaltó la nota.

La PPR, identificada por primera vez en Costa de Marfil en la década de 1940, supone ahora una amenaza para más de 75 países, añadió.

Dijo que aunque la fauna silvestre se ha considerado durante mucho tiempo como potencialmente vulnerable, se habían documentado relativamente pocos casos reales de infección por PPR en especies similares a las cabras salvajes en libertad, y nunca en antílopes en libertad.

Las muertes parecen indicar que se ha producido un contagio a partir de animales domésticos con los que comparten zonas comunes de pastoreo, especialmente en invierno cuando hay menos lugares donde buscar alimentos.

FAO señaló que se realizan esfuerzos para investigar la situación sobre el terreno, encaminados en particular a investigar otras posibles causas, como la infección bacteriana (Pasteurella multocida) que ahora se sospecha causó la muerte de cientos de miles de saiga en Kazajstán en 2015.

Según la FAO, Mongolia informó de su primer brote de PPR en septiembre de 2016, cuando las muertes de ovejas y cabras se vincularon a una extensión de los casos de PPR ocurridos en China.

La cabaña doméstica de pequeños rumiantes de Mongolia tiene hoy 45 millones de animales y cumple un papel económico y social esencial en un país en el que más de un tercio de la población obtiene su sustento directamente del ganado.

Mongolia exporta animales vivos, carne y leche y es el mayor productor mundial de lana de cachemira de gran calidad.

Al conocerse el brote, la FAO y la OIE enviaron inmediatamente a Ulan-Bator una misión del Centro de Gestión de Crisis-Sanidad Animal (CMC-AH) para ayudar a los servicios veterinarios locales a evaluar la situación epidemiológica y proponer medidas inmediatas y a medio plazo para controlar la propagación de la enfermedad. En el empeño se vacunó a 11 millones de pequeños rumiantes domésticos, cruciales para la seguridad alimentaria y la nutrición.

La mortandad de los saiga -que pone de relieve la extrema vulnerabilidad de los animales que no han estado expuestos a la PPR, así como el reto de proteger la fauna silvestre- constituye un “hecho sin precedentes y preocupante”, según la directora general de la OIE, Monique Eloit.

“Será necesario proseguir las investigaciones sobre el terreno para conocer el alcance del reciente brote. Si se confirma que la PPR es la causa principal, la cifra de muertes de saigas es probable se cuente en miles en los próximos tres meses”, advirtió Bouna Diop, secretario del Programa conjunto de erradicación de la PPR de la FAO y la OIE.

“Por esta razón –añadió-, hay que prepararse para afrontar una propagación aún más extensa de la enfermedad y debemos tratar de evitar el contacto entre los rumiantes domésticos y esta valiosa fauna silvestre en peligro de extinción”.

Subrayó que para salvaguardar esta especie amenazada hay que considerar como principal herramienta actualmente disponible una mayor vigilancia, junto a la vacunación de los animales domésticos.

“En paralelo, deben hacerse esfuerzos cruciales de comunicación para que los pastores mongoles conozcan los riesgos de que el virus PPR se transmita de los saiga al ganado”, explicó Richard Kock, profesor de enfermedades emergentes del Royal Veterinary College de Londres. “Hemos aprendido –añadió- que estos casos requieren un nivel especialmente elevado de cooperación internacional y la participación de la red de laboratorios de referencia a nivel mundial de la FAO y la OIE para garantizar una plena comprensión de la epidemiología”.

Para erradicar la enfermedad a nivel mundial en 2030, la FAO y la OIE lanzaron en 2016 el Programa mundial para la erradicación de la PPR (PPR-GEP, por su sigla en inglés), basado en un amplio consenso internacional.

Una primera fase cubre el período 2017-2021, con un costo estimado de 996 millones de dólares.

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