En un agitado fin de semana Macri cenó con Lagarde, quien vino para participar de la cumbre de ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los Veinte (G-20) que se realizó durante el sábado y el domingo en Buenos Aires.
Esta fue la primera visita de la titular del Fondo después de que el organismo autorizara un préstamo récord de 50 mil millones de dólares para Argentina que el presidente solicitó para enfrentar una crisis cambiaria que derivó en una crisis económica.
Macri le prometió a Lagarde que cumplirá con el compromiso de reducir la inflación y el déficit fiscal a 1.3 por ciento de Producto Interno Bruto (PIB) para el próximo año, requisitos que impuso el FMI para otorgar el préstamo.
La visita de Lagarde, sin embargo, fue acompañada de protestas en las calles y de una carta que firmaron dirigentes de la oposición como los diputados Máximos Kirchner, Axel Kicillof, Felipe Solá y Victoria Donda, sindicalistas y organizaciones de derechos humanos.
En la misiva, le advirtieron a Lagarde que el acuerdo del gobierno y el FMI “es rechazado por la mayoría de la sociedad argentina, la oposición política con representación parlamentaria mayoritaria y casi la totalidad de las organizaciones sociales y políticas del país”.
Recordaron que Macri, tanto en su campaña electoral como en el ejercicio de su cargo, se comprometió explícitamente a no solicitar ningún préstamo ni a firmar un acuerdo con el FMI.
“Lo mismo hicieron todos los ministros del área económica, comprenderá usted que, por tanto, se trata de una decisión no sólo inconsulta sino que además configura una clara violación de los compromisos asumidos por el actual gobierno”, dijeron.
Por eso, agregaron, “se le exigió públicamente al gobierno desde múltiples sectores que el acuerdo, los montos del empréstito, los términos y condiciones aceptadas fueran sometidas a la discusión y aprobación del Parlamento”, lo que no ocurrió.
Sin embargo, denunciaron, el presidente “basándose en ciertas interpretaciones legales, desoyó este reclamo y se negó a someterlo a un Congreso que sin duda lo rechazaría. Tampoco accedió a aplicar otros mecanismos participativos como la consulta popular o referéndum”.
Los dirigentes opositores cuestionaron, además, el uso del préstamo, ya que consideraron que su aplicación contradice no sólo la búsqueda del desarrollo humano integral en Argentina sino los preceptos y objetivos del FMI.
En ese sentido, advirtieron que el FMI no podrá deslindar su corresponsabilidad “en el desfalco que se realiza con fondos del empréstito en favor de grupos financiero-especulativos privilegiados y en las desastrosas consecuencias sociales que traerá este acuerdo”.