Giovanni Mattiet, alcalde del pueblo, explicó que para recibir el dinero es necesario que cada familia inscriba a sus hijos en la escuela local.
Se trata, dijo, de una iniciativa con la que se busca revertir el despoblamiento de Locana que, como muchos municipios rurales en Italia, enfrenta el reto del envejecimiento poblacional, la caída de la tasa de natalidad y la migración de los jóvenes.
“La contribución económica para los núcleos familiares con hijos menores que transfieran su residencia a Locana busca facilitar el regreso de muchos locaneses que han abandonado la montaña y favorecer la llegada de nuevas familias”, explicó la administración municipal.
Indicó que cada familia que transfiera su residencia a ese pueblo cercano a Turín e inscriba a al menos a un hijo en la escuela local, recibirá tres mil euros por año, durante un periodo de tres años.
Entre otras condiciones se pide que cada familia tenga un ingreso anual de al menos 7 mil euros y que haya residido en Italia por lo menos durante 5 años.
Por ahora la administración municipal ha previsto un financiamiento de 30 mil euros, con la esperanza de que al menos 10 familias decidan vivir en Locana.
El alcalde reconoció que varias iniciativas tomadas hasta ahora, como apoyar el turismo y la actividad en el sector de las energías renovables, no han servido para relanzar la actividad económica del pueblo e invertir la tendencia de despoblamiento.
Mattiet explicó que pese a los recursos con los que cuenta el municipio y su territorio de 132 kilómetros cuadrados, actualmente cuenta con mil 450 habitantes, frente a los mil 708 que tenía en 2007.
“En estos últimos años hemos registrado sobre todo una constante disminución de los nacimientos y eso determina una reducción de la población escolar. Así corremos el riesgo de perder un patrimonio sociocultural constituido por las escuelas, con un ulterior despoblamiento”, dijo.
Sin embargo, Locana no es el primer pueblo italiano que ofrece dinero para atraer nuevos residentes.
En los últimos años otras localidades italianas han emprendido el mismo camino, como Sadali, un pueblo en la isla de Cerdeña que en 2010 decidió pagar 200 euros al mes (unos 236 dólares) durante dos años a las jóvenes parejas que se transfirieran a su territorio.
La iniciativa permitió que el número de habitantes del municipio pasara de 928 a 958 y los nuevos llegados reunieron características consideradas positivas, como tener entre 25 y 40 años, casados, con un nivel educativo medio-alto y dispuestos a dedicarse a actividades agrícolas o artesanales.
Otro caso fue el de San Giovanni d’Asso, un pueblo de unos 900 habitantes cercano a la ciudad de Siena, en Toscana, que en 2011 inició a dar una contribución de 300 euros (354 dólares) mensuales durante 12 meses a quienes decidieran residir en su territorio.
Asimismo, en octubre pasado el alcalde del pueblo de Candela, en la sureña provincia de Foggia, Nicola Gatta anunció que la administración municipal daría dos mil euros (unos 2 mil 360 dólares) a cada nueva familia residente.
Gatta explicó que en los años noventa Candela tenía 8 mil habitantes y que ahora solamente cuenta con 2 mil 700, por lo que es urgente revertir la tendencia.
Iniciativas similares han sido anunciadas en los pueblos de Bormida y Lerici (norte), mientras en Ollolai, en la isla de Cerdeña, el alcalde ofrece casas por el precio de un euro a los nuevos residentes.
Más efectiva, sin embargo, ha resultado la medida del municipio de Quiliano, en la norteña provincia de Savona, que decidió dar la concesión gratuita de terrenos de cultivo a quienes optaran por establecerse ahí.
La administración municipal local explicó que los jóvenes piden sobre todo posibilidad de trabajo, más que una contribución económica.
Según el reporte sobre la situación del país, publicado la víspera por el Instituto de Estadísticas nacional, en 2017 aumentaron en Italia el desequilibrio demográfico, la pobreza y la desigualdad.
Resaltó que actualmente Italia es el segundo país más viejo del mundo, solamente detrás de Japón, con un promedio de 170 habitantes mayores de 65 años por cada 100 menores de 14.
El informe dijo que mientras en 2008 se registraron 577 mil nacimientos en el país europeo, en 2017 bajaron a 464 mil, en una tendencia aparentemente irreversible.