Río de Janeiro, 27 jul (EFE).- El Sitio Burle Marx, el jardín botánico brasileño que cuenta con una de las mayores colecciones de plantas tropicales y subtropicales del mundo, considera que su reconocimiento este martes como Patrimonio Mundial de la Unesco eleva aún más su compromiso con la preservación de estas especies.
"Además de la satisfacción por ser inscritos entre los más importantes bienes culturales del mundo, el reconocimiento implica también una serie de responsabilidades de preservación ambiental", afirmó a Efe la directora del Sitio Burle Marx, Claudia Storino.
La declaración como nuevo Patrimonio Mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aumenta aún más "la responsabilidad que ya tenemos de mantener, conservar y difundir este bien cultural", aseguró la arquitecta, diseñadora y especialista en preservación de monumentos que desde 2012 dirige el Sitio Burle Marx.
Storino agregó que la decisión refuerza a la institución con argumentos a la hora de buscar recursos para garantizar el mantenimiento del Sitio Burle Marx.
El Sitio fue inscrito este martes en la lista de Bienes Culturales del Patrimonio Mundial por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido desde la semana pasada en la ciudad suroriental china de Fuzhou.
Se trata de una casa de campo en las afueras de Río de Janeiro -poco conocida en Brasil- con un área de 405.325 metros cuadrados que el reconocido paisajista brasileño Roberto Burle Marx (1909-1994) compró en 1949 y que convirtió en su jardín botánico particular y en un "laboratorio" de experiencias en paisajismo que dio nacimiento al jardín tropical moderno.
Burle Marx adquirió la propiedad para montar su colección botánica y vivió en ella entre 1973 y 1994, y durante 45 años reunió plantas de todo el mundo, algunas en riesgo de extinción.
En 1985 la donó al Estado brasileño para que preservara esa riqueza y creara un centro de difusión de conocimientos sobre paisajismo y preservación.
La finca cuenta con 3.500 especies de plantas, algunas amenazadas de extinción o que ya desaparecieron en sus países de origen, y muchas raras o exóticas, así como con cinco espejos de agua y siete invernaderos con sombra.
Sin embargo, la mayor riqueza del sitio son los jardines creados por el paisajista en los que experimentó variaciones de colores, confecciones, combinaciones y texturas con las diferentes plantas que fue coleccionando en sus viajes a África, Asia y Latinoamérica.
La decisión de la Unesco "completa un reconocimiento que ya existe a nivel regional y nacional, ya que el Sitio es considerado Patrimonio por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan) de Brasil", afirmó Storino.
Y es también "un sello muy importante porque coloca el Sitio entre los más importantes bienes culturales de la humanidad", concluyó.
Nuevo Patrimonio Mundial de Brasil se compromete a preservar jardín tropical
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2021
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