Ante la mirada de legisladores, visitantes y periodistas, los niños se aposentaron en la majestuosa Rotonda del Edificio Russell del Senado y entonaron el Aleluya para llamar la atención sobre la crisis humanitaria por la política de “tolerancia cero” del presidente Donald Trump.
Lorenzo Morales, un niño de 12 años hijo de madre peruana y padre puertorriqueño, pidió al Congreso atender la situación de los migrantes pues consideró que lo que ha hecho el presidente Donald Trump es insuficiente.
“Yo vine porque yo creo que es bien injusto que pongan a niños chiquitos en la cárcel”, dijo Lorenzo, enfundado en su cobertor metálico.
“Quiero decirles a los congresistas: tú tienes que cambiar esto y tienes que convencer al presidente que él tiene que hacer más. Esto no es suficiente”.
La jornada de protesta, realizada en medio del debate sobre dos iniciativas de reforma migratoria en la Cámara de Representantes, tuvo lugar un día después que Trump canceló la separación de familias pero mantuvo la política de tolerancia cero a la inmigración.
Durante el acto en el Capitolio, un grupo de clérigos católicos, judíos y evangélicos encabezó una ceremonia de reflexión y plegarias por los 2,300 niños que continuan enjaulados en centros de detención.
“Estamos aquí para hacer conciencia de la crisis humanitaria de los niños en la frontera”, señaló el padre capuchino Moisés Villalta, párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón en Washington, D.C.
“Esperamos de verdad que haya una resolución pronta a esta situación inhumana que se está dando. Cualquier persona que tenga corazón sabe que estas leyes no son justas”, lamentó.
Al grito de “Qué Vergüenza”, los líderes de fe visitaron varias oficinas legislativas, incluida la del senador de Texas, Ted Cruz, para entregar una carta colectiva donde piden una solución digna, humanitaria e inmediata a la crisis migratoria.
“No vamos a quedarnos callados mientras nuestros niños están siendo traumatizados y las familias separadas en nuestro nombre”, señala la misiva en alusión a declaraciones del procurador Jeff Sessions quien usó a la Biblia para justificar la separación familiar.
La carta de 95 páginas fue firmada por un millar de clérigos de San Diego, Oakland, Cincinnati, Los Gatos, Liberty, Omaha, Filadelfia, San Bernardino, Silverhorne, Indianápolis, Centennial, Mendota, San José, Scarsdale, Tampa, Nashville, Nueva York y otras ciudades.