Difundido este miércoles, el informe precisó que la mayoría de los niños migrantes sin compañía detenidos en Estados Unidos son de México o de los países del Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras.
El informe fue elaborado en conjunto con la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Chicago y se basa en la revisión de miles de documentos del gobierno obtenidos mediante solicitudes de acceso a la información pública.
“Estos documentos dan una idea de un sistema federal de control de inmigración marcado por la brutalidad y la anarquía”, expresó Mitra Ebadolahi, abogada del Proyecto de Litigios Fronterizos de la ACLU.
Ebadolahi aseveró que “la mala conducta demostrada en estos registros es impresionante, como lo es el completo fracaso del gobierno para responsabilizar a los funcionarios que abusan de su poder”.
Los documentos presentan numerosos casos de violencia y “abusos impactantes” contra niños migrantes, muchos de los cuales llegaron a los Estados Unidos huyendo de la violencia en sus países de origen.
Entre los abusos destacan numerosos casos que involucran abuso verbal, físico y sexual de niños migrantes por parte de funcionarios federales; así como negación de agua potable y alimentos adecuados; y falta de atención médica necesaria.
Otros abusos incluyen detención en condiciones de congelación o en instalaciones insalubres; así como otras violaciones de las leyes y políticas federales y del derecho internacional.
De acuerdo con la ACLU los documentos proporcionan evidencia de que funcionarios estadunidenses estaban al tanto de estos abusos cuando ocurrieron, pero que no investigaron adecuadamente ni tampoco remediaron estos abusos.
Claudia Flores, directora de la Clínica Internacional de Derechos Humanos, aseveró que los registros sorprenden por el abuso y el descuido que muchos de estos menores padecieron.
“El hecho de que estos niños ya eran tan vulnerables, con la mayoría viajando solos con la esperanza de escapar de la violencia y la pobreza en sus países de origen, hizo que las acciones ilegales e inhumanas reflejadas en los documentos fueran aún más angustiantes”, aseguró Flores.
Los ejemplos de abusos documentados incluyen a funcionarios que golpearon a un niño en la cabeza; patearon a otro en las costillas; utilizaron una pistola paralizante contra otro; y atropellaron a un joven de 17 años con un patrulla para luego golpearlo varias veces.
Incluyeron también abusos verbales, como llamar perros a los menores; negar permiso durante días para que niños pudieran levantarse o moverse libremente y amenazarlos con enviarlos a una celda de aislamiento helada.
También se negó atención médica a una menor embarazada, que luego parió a un niño sin vida; se realizó una requisa a una menor de 16 años que incluyó un contacto tan fuerte en sus partes íntimas como para que ella gritara; y dejar a un bebé prematuro en una celda helada repleta de gente enferma.
“Es aterrador pensar que los horribles abusos descritos en estos documentos pueden continuar y tal vez empeorar durante la administración del presidente Donald Trump”, consideró Astrid Dominguez, directora del Centro de Derechos Fronterizos de ACLU.