Mali mantiene la incógnita electoral tras comicios presidenciales

05 de Agosto de 2018
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Bamako, Mali, 5 Ago (Notimex).- Ha sido mucha la espera pero poca la sorpresa. La Administración Territorial y de la Descentralización ha tardado cuatro días en proclamar los resultados de las elecciones presidenciales de Mali, llevadas a cabo el pasado 29 de julio.

Los pronósticos se demostraron ciertos: el presidente saliente Ibrahim Boubacar Keïta deberá enfrentar a Soumaïla Cissé en segunda vuelta prevista para el próximo 12 de agosto.

Tal como sucedió en 2013, esta segunda vuelta tendrá, por un lado, al actual presidente Ibrahim Boubacar Keïta (IBK), del partido Encuentro por Mali (EPM) y, por el otro lado, al jefe de la oposición, Soumaïla Cissé (conocido como ‘Suomi’), del partido Unión por la República y la Democracia (URD).

De acuerdo con los datos oficiales publicados la noche del 2 de agosto, el primero se adjudicó el 41,42 por ciento de las preferencias, mientras el segundo tan solo 17,80 por ciento.

En el recuento le siguen, Aliou Diallo, de la Alianza Democrática por la Paz (ADP), con 7,95 por ciento de los votos; Cheick Modibo Diarra, del Encuentro para el Desarrollo de Mali (EDM); Cheick Modibo Diarra, con 7,46 por ciento de los votos, además de otros 20 candidatos con porcentajes de votación insignificantes.

En general fue muy escasa la afluencia a la urnas para elegir al nuevo presidente que habrá de gobernar el país del África Occidental por los próximos cinco años: sólo 43 por ciento ejerció su derecho al voto.

De una población de 16 millones de habitantes, el padrón estaba conformado por ocho millones 462 mil malienses, pero sólo votaron poco más de tres millones de personas.

El 1 de agosto, en conferencia conjunta, 16 de los 24 candidatos a la Presidencia, encabezados por Cissé, denunciaron “graves irregularidades” y “la compra de votos” en numerosas casillas.

No se hizo esperar la respuesta del equipo de campaña del IBK en el sentido de que habría sido el propio Cissé el responsable de corromper a una gran cantidad de electores.

El descubrimiento de la existencia de un censo electoral con más de un millón de electores de más con respecto a los ocho millones 462 mil efectivamente registrados por la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) ha contribuido al incremento de la desconfianza.
Exceso que, sin embargo, el gobierno minimiza pues, asegura, los posibles errores de cálculo fueron resueltos en tiempo y forma. La oposición, por su parte, insiste en que se trata de un escándalo y un fraude.

Por otro lado, la distribución de las nuevas credenciales electorales con tecnología biométrica ha alimentado la polémica.

El gobierno asegura que ésta superó 70 por ciento, mientras la oposición ha evidenciado las deficiencias en el proceso de entrega de credenciales, sobre todo en amplias zonas del centro y norte del país, golpeadas por la violencia interétnica, así como por grupos yihadistas y donde la presencia del Estado es casi nula.

Fuentes oficiales señalan que en unas 700 casillas electorales esparcidas en las provincias de Mopti, Tombuctú y Gao, la afluencia a las urnas fue prácticamente imposible por razones de seguridad.

Mali está pagando con creces los costos de la guerra iniciada en 2012 por la feroz coalición de rebeldes tuareg y grupos yihadistas en el norte del país.

La intervención militar francesa y la masiva presencia de la Misión de Estabilización de la ONU (MINUSMA) no sólo no han logrado conquistar la tan anhelada paz, sino que la violencia se ha incrementado al grado de alcanzar la capital Bamako, en el sur del país.

El 29 de julio las casillas electorales comenzaron sus actividades a las ocho de la mañana y concluyeron a las seis de la tarde.

Ante las urnas estaban presentes los representantes de todos los partidos políticos, así como observadores internacionales. En Bamako y en las provincias del sur no se reportaron ni retrasos ni desórdenes de importancia.

Según Abdoulaye Traore, coordinador de la casilla “Mamadou Goundo Simaga”, en el barrio de Badalabougou, en el centro de Bamako: “recibimos todo el material necesario por parte del municipio. Con respecto a la seguridad, de la que se ha ocupado la policía nacional, puedo decir que no se ha presentado ningún incidente”.

En el gran patio de la escuela, los sostenedores de varios candidatos se agrupan. Aminata Traore, estudiante de Economía, ha votado por IBK: “Estoy fascinada con este hombre. Es nuestro presidente y lo será también para el próximo mandato. Ha hecho mucho por nosotros, especialmente en educación. No lo voto por dinero sino por respeto”.

A pocos metros de distancia, Ousmane Dicko, que acaba de votar en la casilla número nueve, ha puesto todas sus esperanzas en Cissé: “Mi candidato representa el cambio. Es una persona que estudió, que tiene una buena preparación en temas económicos. Lo necesitamos: esperamos que esta vez lo logré”.

En Sikoroni, barrio periférico de la capital, se improvisaron casillas levantando estructuras de madera envueltas en bolsas negras de plástico en cuyo interior los votantes padecían un calor sofocante.

Y no fueron pocos los problemas que enfrentaron los responsables de las urnas y los electores de esta zona.
“Esta mañana -cuenta Mohamed Sibidé, comerciante de bebidas- no logré votar, porque no aparecía en el padrón electoral. Esto es un grave abuso y no soy el único. Los partidarios de IBK no quieren dejarnos votar, tienen miedo de perder”.

Boua (“El viejo”, en lengua bambara), apelativo con el que también es conocido Ibrahim Boubacar Keïta, gran aliado de Francia, ex potencia colonizadora, ha defraudado las expectativas sobre todo en temas de seguridad y de ocupación juvenil. Sin embargo, sigue generando un gran consenso.

Pero Soumaïla Cissé, con un perfil más bien técnico -ingeniero informático originario de Tombuctú y ex presidente de la Comisión de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (UEMOA)- no ceja en su empeño, pues desde hace 15 años lucha por alcanzar la presencia de su país.

El próximo 12 de agosto ambos contendientes enfrentarán de nueva cuenta el juicio definitivo de las urnas.