Bruselas, 25 oct (EFE).- El enviado especial de la UE a Afganistán, Tomas Niklasson, advirtió este martes de que China y otros países vecinos mantienen intereses económicos o de seguridad en ese Estado, que ha vuelto a ser controlado por los talibanes, que contrastan con la tibieza que muestran con la situación de los derechos humanos, especialmente de las mujeres.
“Tanto la protección como la promoción de los derechos humanos y dar pasos hacia el diálogo y un gobierno inclusivo, son clave para la estabilidad a largo plazo de Afganistán y la región”, afirmó Niklasson durante una sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.
El enviado europeo apuntó que muchos países de la región son conscientes de ello, pero señaló que “muchos de ellos también siguen dando preferencia a la seguridad a corto plazo y no tienen el enfoque o los recursos para centrarse en soluciones más a largo plazo”.
Niklasson centró fundamentalmente su comparecencia en la Eurocámara en la situación regional después de que los talibanes entraran en Kabul en agosto de 2021, y en el papel de vecinos o países cercanos como China, Irán, Asia Central y el sur de Asia.
Explicó que, aunque los países de la región “llevaban mucho tiempo deseando la retirada de Occidente de Afganistán, y en algunos casos deseando que Occidente fuera derrotado”, sus preocupaciones “no disminuyeron al ver que los talibanes avanzaban de forma constante” hacia el poder.
En cualquier caso, y aunque ninguno de los países de la región reconoce a los talibanes como un Gobierno legítimo, mantienen perspectivas similares hacia Afganistán, centradas en la seguridad, el comercio, la conectividad y la estabilidad.
Niklasson puso de relieve que, pese a que los derechos humanos y la inclusividad es otro tema que los países vecinos de Afganistán reclaman “en principio”, “la intensidad y el enfoque de estas demandas tienden a variar”.
Como ejemplo citó el caso de China y su declarada política de “no injerencia en los asuntos internos”, que pide “políticas moderadas” y en favor de la educación a los talibanes pero que en momentos concretos, como en la visita de su ministro de Exteriores en marzo pasado a Kabul, cuando se mantuvo el cierre de las escuelas secundarias para niñas, no se ha expresado públicamente al respecto.
Tomas Niklasson se refirió igualmente a la libertad de expresión o la protección de los derechos de las minorías de la sociedad civil o del colectivo LGBTQI.
Para la mayoría de los países de la región la seguridad es el “objetivo número uno”, lo que incluye evitar la difusión de la radicalización o el extremismo violento y de los ataques por infiltración de movimientos terroristas, según expresó.
La financiación del terrorismo a través de cultivos ilícitos de opio o la producción creciente de metanfetamina son otros motivos de preocupación.
Asimismo teme los riesgos de la migración, que podría presentar desafíos económicos y sociales, con países como Pakistán e Irán albergando alrededor de 7 millones de afganos, no todos ellos refugiados registrados.
El enviado de la UE afirmó que el comercio y la conectividad es la segunda prioridad para la mayoría de los vecinos, que buscan “a corto plazo” mejorar las oportunidades de exportar electricidad, como en el caso de Uzbekistán y Tayikistán, o mejorar las condiciones de tránsito entre Asia Central y Pakistán.
Pero también hay perspectiva de proyectos más ambiciosos a largo plazo, como el gasoducto Turkmenistán-Afganistán-India, el plan para exportar electricidad generada por energía hidroeléctrica desde Asia Central a Afganistán y Pakistán o el ferrocarril desde Uzbekistán a través de Afganistán hasta Pakistán.
“También vemos importantes inversiones por parte de China, sobre todo en lo que respecta a las concesiones mineras para su posterior extracción, cuando las necesidades sean mayores y las condiciones de seguridad hayan mejorado”, comentó.
La UE, por su parte, ha potenciado su ayuda humanitaria urgente a los afganos pero la cooperación al desarrollo canalizada a través de las autoridades del país, en cambio, permanece congelada mientras los talibanes no cumplan con cinco condiciones marcadas por la UE.
Éstas son que el país no sirva de base al terrorismo, que se respeten los derechos humanos, que el gobierno sea inclusivo y representativo, que haya un libre acceso a la ayuda humanitaria y que se permita la salida de los afganos en riesgo.
Niklasson lamentó no obstante que apenas la mitad de la ayuda internacional comprometida con los afganos les esté llegando, mientras se preparan para afrontar un “duro” invierno.