Ginebra, 17 jun (EFE).- La actual crisis alimentaria global no ha sido provocada por la pandemia o la guerra en Ucrania, sino que es resultado de décadas de liberalización el mercado agrícola mundial que "han creado hambre en el mundo", asegura en una entrevista a Efe la líder del movimiento internacional Vía Campesina Morgan Ody.
Esta organización, que engloba asociaciones campesinas de todo el mundo, ha organizado esta semana varias protestas en Ginebra, aprovechando la presencia en la ciudad de ministros de Comercio de todo el mundo, con el fin de exigir que acabe una liberalización agrícola que según Ody "mata a los pequeños agricultores".
"Nos dicen que frente a la crisis alimentaria tenemos que hacer más libre comercio, cuando es éste, dominado por grandes empresas multinacionales, el que nos ha llevado a esta situación", asegura la activista, recordando que tan sólo cuatro empresas (Cargill, DuPont, Dreyfuss y Dow) monopolizan el mercado de cereales global.
"Los pequeños agricultores producimos un 70 % de los alimentos, pero las políticas que ayudan a las grandes transnacionales acaban con nosotros porque no podemos competir con ellas: acaparan tierras, aguas, semillas, nos excluyen del territorio y venden a precios bajo los costes de producción, beneficiados de subsidios de los países ricos", asegura.
AGRICULTORES EXPULSADOS
Ody argumenta que esa expulsión de los pequeños agricultores es la que ha creado que haya tantos países dependientes de la importación de alimentos (naciones de Oriente Medio, el norte de África, archipiélagos del Caribe...), que son los que ahora sufren más la inflación en el sector y los cuellos de botella en el transporte (por ejemplo, el bloqueo de cargueros en Shanghai o el Mar Negro).
"Casi todos los países del mundo podrían producir sus alimentos. Quizá no todos puedan cultivar maíz, trigo, determinados tipos, pero pueden producir aquellos adaptados a su territorio. Por ejemplo, en el Sahel se puede producir sorgo o mijo", afirma.
"En lugar de ello, el sistema agroindustrial nos dicta que todo tiene que ser trigo y maíz", lamenta la coordinadora de Vía Campesina, quien reclama acciones para que todos los países, especialmente los más afectados por la actual crisis, puedan reconstruir su "soberanía alimentaria".
Ody es consciente de que ello requerirá cambios a largo plazo que no pueden acometerse de la noche a la mañana, por lo que como medida de urgencia para responder a la crisis actual propone la suspensión de la deuda de países en gran dificultad, por ejemplo la de Sri Lanka, que sufre su peor escasez de alimentos en más de medio siglo.
Vía Campesina también ve positiva la propuesta india de vender a precio bajo sus reservas nacionales de alimentos, pese a que especialmente desde la Unión Europea se asegura que ello puede trastornar los precios internacionales. Unos precios que según Ody están manipulados con la excusa de la guerra en Ucrania.
SUBIDA ARTIFICIAL DE PRECIOS
"El precio actual del trigo en los mercados internacionales es especulativo, mucho más alto que el coste de producción, y por ello muchos países en África no pueden pagarlo", afirma la coordinadora, quien recomienda acuerdos "de gobierno a gobierno" para poder vender a bajo precio estos bienes básicos, como India ha hecho con Sri Lanka.
Otra "tumba" para los pequeños agricultores que además es responsable de la actual crisis, según la entrevistada, son los biocarburantes, que utilizan grandes áreas de campos de cultivo "cuando es la alimentación, y no la energía, la que debería tener prioridad absoluta".
Ody recuerda que la actual crisis está ligada al cambio climático, "que dificulta cada vez más la producción", lo que unido a la pandemia, la especulación y otros factores ha generado un "comercio desorganizado" en el que "hay que poner orden".