“La Amazonía sin duda está en riesgo. Brasil es una potencia ambiental, forma parte de los 17 países megadiversos del mundo, ocupando una posición altamente privilegiada: es el número uno entre los 17. Y el gobierno dice que va a acabar con la protección al medio ambiente”, dijo Silva, nacida en el estado amazónico de Acre y premiada internacionalmente por su defensa de la mayor selva tropical del planeta.
“El equipo del presidente [Bolsonaro] no tiene la debida conciencia del problema que está creando”, agregó Silva, quien dijo, sin embargo, que cree que Bolsonaro “cambiará de idea”.
Organizaciones ecologistas e incluso el actual ministro de Medio Ambiente de Brasil criticaron esta semana con dureza la decisión de Bolsonaro de eliminar la cartera y fundirla con la de Agricultura, que está dominada por el sector agroindustrial, a partir del 1 de enero.
Aunque Bolsonaro dijo ayer que “no está totalmente decidido”, la maniobra indica que la preservación del medio ambiente y la reducción de emisiones del país con la mayor selva tropical del mundo no será una prioridad, a pesar de la urgencia de combatir el cambio climático.
Abierta masivamente a la exploración de recursos naturales y a la expansión de la agricultura y la ganadería desde la década de 1960, la Amazonía brasileña perdió cerca del 20 por ciento de su selva originaria en cuatro décadas, lo que generó numerosas transformaciones en la región.
Ecologistas y científicos expertos en la Amazonía advierten de que si continúa la destrucción la selva amazónica podría estar cercana a un punto de no retorno en el que la selva iría transformándose paulatinamente en una sabana, según expertos.
Con cerca de una quinta parte de todos los recursos de agua dulce superficial de la Tierra y una extensión de selva cercana a dos tercios del territorio continental de Estados Unidos, la Amazonía es considerada fundamental para el planeta y la lucha contra el cambio climático, así como para generar el ciclo de lluvias en América del Sur.