“No es suficiente centrarse solo en producir más alimentos, sino que es crucial producir alimentos saludables y nutritivos de forma que se preserve el medioambiente. Alimentar a la gente debe ir de la mano con el cuidado del planeta", puntualizó.
Para acabar con el hambre y la pobreza, hay que actuar en tres frentes principales y adoptar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015, el hambre global no ha hecho más que aumentar, debido en gran medida a los conflictos y al impacto del cambio climático.
"Si no logramos los Objeticos del Desarrollo Sostenible, (erradicación de la pobreza y hambre cero), será imposible cumplir los otros 15 objetivos", destacó el funcionario.
Da Silva exhortó a “reforzar la capacidad de recuperación de las comunidades rurales en zonas de conflicto; en segundo lugar, promover la adaptación de los agricultores familiares al impacto del cambio climático; y mitigar la desaceleración económica a través de redes de seguridad social y políticas públicas”.
El director de la FAO expresó además su preocupación por el aumento en la obesidad; "se avecina un problema de nutrición más complejo ya que más de dos mil millones de personas tienen sobrepeso, de las cuales 670 millones son obesas".
El número de personas con obesidad en el mundo superará muy pronto a las personas que padecen hambre, situación que se presenta en América Latina y el Caribe desde 2015.
“Mientras que el hambre se circunscribe a áreas específicas, particularmente zonas de conflicto y áreas afectadas por el cambio climático, la obesidad está en todas partes (…) por ejemplo, ocho de los 20 países del mundo donde las tasas de obesidad en adultos crecen más rápidamente se encuentran en África”, dijo.
“La obesidad está asociada con muchas enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardíacas, la hipertensión y algunas formas de cáncer, y supone un coste de 200 mil millones de dólares al año en atención sanitaria y pérdidas de productividad”, consideró.
“Para poder mejorar las dietas de las personas los agricultores familiares deben usar sus tierras para cultivar una variedad de cultivos ricos en nutrientes, incluyendo frutas y verduras. Esto se puede hacer, por ejemplo, introduciendo políticas y legislación para garantizar marcos institucionales que permitan la obtención de alimentos de agricultores familiares locales”, exhortó..
Consideró que "los alimentos ultraprocesados tienen poco o ningún valor nutricional, un alto contenido de grasas saturadas, azúcares refinados, sal y aditivos químicos; ese tipo de productos suelen ser más baratos y de más fácil acceso que los alimentos frescos, especialmente para las personas pobres en zonas urbanas”.