El funcionario, quien se reunió la víspera en Brasilia con el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, explicó este martes en declaraciones a la prensa que Venezuela y China fueron dos de los asuntos clave en las conversaciones.
Mattis “habló de la importancia en la elección de socios, citando de hecho que hay muchas formas de perder soberanía. Una de ellas es creando dependencia tecnológica, y hasta una dependencia económica con países que no tienen una alineación con nuestra forma democrática de actuar”, explicó Silva e Luna.
Mattis, que realiza su primera gira por América del Sur, reiteró de este modo un tema que abordó el fin de semana antes de viajar a la región: que Estados Unidos está inquieto por la creciente influencia de China en Sudamérica.
Respecto a Venezuela, el ministro brasileño indicó que Mattis “quiere que Brasil lidere este proceso [de ayuda a Venezuela], dialogando con otros países de nuestro entorno, particularmente los que están siendo afectados por esa corriente de migración”.
Mattis, de 67 años, visitó este martes Río de Janeiro, donde aseguró que Washington quiere un “futuro brillante” para Brasil y el continente, “queremos fortalecer una asociación cooperativa y estratégica que sea transparente, fiable”, dijo el funcionario, que el miércoles continuará su viaje en Argentina.
Mañana mismo viajará hasta Santiago, y el viernes, de camino a Estados Unidos, tendrá un encuentro en Colombia con miembros del gobierno del nuevo presidente Iván Duque.
En junio el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, realizó una visita a Brasil en la que uno de los temas principales fue la situación en Venezuela, y llegó a viajar a la Amazonía brasileña para conocer la situación de varios inmigrantes de ese país.
La crisis económica, política y social en Venezuela provocó un éxodo de nacionales a los países fronterizos, como Colombia y Brasil, que recelan de una oleada aún mayor de inmigrantes si las condiciones en el país bolivariano empeoran.
Datos del estado de Roraima señalan que más de 120 mil venezolanos cruzaron a Roraima desde 2017, lo que ha colapsado los servicios sociales (educación, salud) de este remoto estado brasileño, según las autoridades locales.