Escombros, hedor y muerte, legado yihadista en ciudad recuperada

12 de Diciembre de 2016
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Hammam al-Alil, Irak, 12 Dic (Notimex).- Después de haber estado durante dos años bajo el control del Estado Islámico, la pequeña ciudad de Hammam al-Alil -cerca de Mosul- fue liberada hace unas semanas por el ejército iraquí.

A sus habitantes todavía les resulta difícil de creer que no verán más a los hombres de Abu Bakr al-Baghdadi por su ciudad y dictando leyes. En el momento de la liberación hubo grandes celebraciones, pero la euforia de esos días ha desaparecido.

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Ahora hay que lidiar con el terrible legado de los yihadistas, que incluye, además de escombros, una fosa común con los restos de cientos de personas que se rebelaron contra la furia asesina de la banda terrorista.

Para llegar a Hammam al-Alil, que tiene una población de unos 10 mil habitantes, hay que superar un número casi infinito de controles militares iraquíes. Se puede acceder sólo desde el sur, ya que en los territorios del norte, los más cercanos a Mosul, hay combates y no siempre se permite el acceso a la prensa.

estado-islamico-ciudad-recuperada-1estado-islamico-ciudad-recuperadaHay que pasar necesariamente por Qayyarah, una importante ciudad petrolera donde es difícil respirar. Esto se debe a que los milicianos del Estado Islámico, que controlaban la zona, prefirieron prender fuego a los pozos petrolíferos en vez de dejar este importante recurso al gobierno iraquí.

Y así, desde la ofensiva sobre Mosul el 17 de octubre, los pozos continúan ardiendo incesantemente a pesar de los intentos para apagarlos por parte de los bomberos y de empresas especializadas extranjeras.

Qayyarah y Hammam al-Alil están a unos 70 kilómetros de distancia. Un viaje hecho de humo, polvo y escombros. "Por donde pasa Daesh (el acrónimo árabe para identificar al Estado Islámico) nada permanece intacto", explica Ali, de 41 años, panadero.

"En Hammam al-Alil -continúa- la situación es desastrosa. Cuando los de Daesh se dieron cuenta de que no podían resistir el avance del ejército iraquí, comenzaron a hacer explotar todo. La universidad, la residencia de estudiantes y el teatro son sólo algunos ejemplos”.

“Luego hubo enfrentamientos con los iraquíes y eso fue el golpe de gracia: en Hammam al-Alil quedan en pie sólo unos pocos edificios, y nadie puede permitirse el lujo de reconstruir nada", dice.

La gente de Hammam al-Alil ha vivido durante dos años bajo el control de los yihadistas. Todo el mundo tenía miedo de ser visto en la calle, por lo que las salidas se redujeron al mínimo.

"Personalmente yo salía sólo cuando era estrictamente necesario, por ejemplo para comprar harina para mi panadería -continúa Ali-. Si te encontrabas con los de Daesh no estaba claro que pudieras volver a casa. Con cualquier pretexto podían hacerte desaparecer”.

habitantes-irak-ciudad-recuperada-1“Conozco a muchos conciudadanos que se han evaporado en el aire. Con los terroristas las mujeres eran segregadas en casa. Teníamos que llevar un elástico en los pantalones a la altura de los tobillos, como lo llevaba el Profeta, y llevar barba larga. Lo primero que hice cuando Hammam al-Alil fue liberada, el 10 de noviembre, fue afeitarme", recuerda.

En las afueras de Hammam al-Alil hay un olor de muerte penetrante e insoportable. Aquí, oculta por altos montículos de tierra al lado de una carretera pavimentada, hay una fosa común que los yihadistas no se molestaron ni siquiera en ocultar.

En su obscenidad, las fosas comunes son una prueba extrema del desprecio nihilista que el Estado Islámico siente por el mundo. A Marwan, de 53 años, un militar jubilado que se ofrece como guía, no parece molestarle el hedor. Pasea con descuido por este museo de los horrores, convencido de que lo peor ya ha pasado y de que los terroristas no volverán.

"Allí, allí, allí y allí también -explica Marwan-. En todos los lugares que estoy indicando hay restos de personas. Personas asesinadas. Las fusilaban al otro lado de la carretera. Por la noche oíamos los disparos y, especialmente, los gritos; pero no podíamos hacer nada, de lo contrario hubiésemos acabado igual”.

“Hasta ahora han encontrado un centenar de cuerpos, todos con las muñecas y los tobillos atados. Pero me temo que el recuento aumentará. Estas personas vivían en un pueblo cerca de aquí que se había rebelado contra Daesh”, indica.

habitantes-irak-ciudad-recuperadaAgrega que “este es el castigo reservado para los que van en contra de esos locos. Las autoridades aún no han podido sacar los cuerpos, y cuanto más tiempo pase más difícil va a ser reconoceros. Fueron ejecutados hace casi dos meses. Entre ellos también hay mujeres y niños".

Los habitantes de Hammam al-Alil tienen miedo de acercarse a la fosa común para rendir homenaje a las víctimas. Los terrenos de alrededor están llenos de minas y algunos no excluyen la posibilidad de una venganza de los yihadistas.

"Mosul está a sólo 30 kilómetros de aquí -concluye Marwan-. Ahí Daesh es todavía muy fuerte y por lo tanto no es tan absurdo tener miedo todavía a esos demonios, aunque, sinceramente, yo no creo que los volvamos a ver”.

Dice que “las personas enterradas aquí eran civiles, inocentes, padres de familia. No se merecían morir así. Cuando el ejército iraquí nos liberó hicimos una gran fiesta. Nos hizo muy felices. Pero no olvidaremos que hemos sufrido durante dos años las injusticias del Daesh, como la tragedia que representa esta fosa común.

“Si Dios quiere, este es su final, no volverán. Si Dios quiere podremos llevar una vida normal y digna como todos los seres humanos", refiere.