Macri llegó al poder en diciembre de 2015 gracias, en parte, al desgaste sufrido por los escándalos de corrupción que los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández acumularon desde 2003 hasta 2015.
Fernández de Kirchner enfrenta varios juicios simultáneos en los que, entre otros cargos, se le acusa recibir sobornos por parte de empresarios amigos a los que favoreció con millonarios contratos de obra pública.
Una de las principales promesas de campaña de Macri fue la honestidad, pero desde el principio de su gestión comenzaron a aparecer casos de conflictos de interés.
Uno de los más graves, y que no se ha resuelto, es la deuda multimillonaria que el Grupo Macri mantiene con el Estado por la concesión del correo argentino y que en 2015 estuvo a punto de ser condonada.
Gracias a la intervención de la fiscal Gabriela Boquin, se canceló el acuerdo que el gobierno de Macri firmó en secreto con el Grupo Macri para quitarle el 98 por ciento de la deuda original, es decir, pagar casi nada.
A principios de 2015, la investigación periodística internacional llamada “Panama Papers” reveló que el presidente fue director de empresas off shore que nunca incluyó en sus declaraciones patrimoniales como funcionario público.
Desde entonces, también fueron acusados de tener cuentas “off shore” que evaden impuestos los hermanos de Macri, el ministro de Energía, Juan José Aranguren; el presidente del Banco Central, Luis Caputo y el exsubsecretario de la presidencia, Valentín Díaz Gilligan.
El jefe de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas, quien además es íntimo amigo de Macri, fue acusado de cobrar sobornos como parte de Odebrecht, una de las investigaciones de corrupción internacional más importante de los últimos años.
Otro de los casos que puso en duda la promesa de transparencia del gobierno fue el blanqueo de cuatro millones de dólares que realizó Gianfranco Macri gracias a una iniciativa de su hermano, el presidente.
Macri impulsó en el Congreso una ley de sinceramiento fiscal para que los argentinos que escondieron cuentas en el exterior las pudieran declarar sin penalidad alguna, a pesar de evadir impuestos, lo que benefició a su familia.
El escándalo de corrupción más reciente involucra a María Eugenia Vidal, la gobernadora macrista de la provincia de Buenos Aires que era hasta ahora la política más popular y con mejor imagen del país sudamericano.
Una investigación del periodista Juan Amorín reveló que en las campañas del año pasado el oficialismo incluyó falsas donaciones de más de mil personas, entre ellas gente humilde y beneficiaria de planes sociales.
Además de informar a la justicia electoral los falsos aportes de campaña, la alianza gobernante también los inscribió como militantes de su partido, a pesar de que los involucrados no dieron su autorización ni conocían la maniobra.