Viena, 4 nov (EFE).- Dos días después de que un joven islamista sembrara el terror en el centro de Viena con un atentado que mató a cuatro personas y dejó una veintena de heridos, y tras disiparse la amenaza de un posible segundo atacante prófugo, muchos ciudadanos acudían este miércoles al escenario del atentado para dejar flores en memoriales improvisados y llorar a las víctimas.
Disparando de forma indiscriminada con un arma automática, el terrorista arrancó la vida a un joven de origen macedonio de 21 años, una camarera de nacionalidad alemana (24 años) y dos austríacos, un hombre de 29 años y una mujer de 44.
En la mañana de este miércoles, después de que las autoridades retirasen la recomendación de no acercarse al lugar de los hechos, varios puntos de la zona cercana a Schwedenplatz, escenario del atentado, se fueron llenando de flores y mensajes.
Pero la ciudad no era hoy la misma que hace dos días: la amplia presencia de agentes de seguridad fuertemente armados patrullando por las calles del casco antiguo de la capital austríaca y los coches de la policía estacionados en los diferentes accesos a la plaza son imágenes inusuales para los vieneses.
Las terrazas de bares y restaurantes, repletas de gente en la noche del lunes, hoy estaban cerradas, pues ayer entró en vigor un confinamiento parcial para frenar la segunda ola de la pandemia de la covid.
Los que se acercaban para presentar sus respetos lo hacían, por lo general, solos, en silencio, y encendían velas o colocaban flores en la calle mientras rezaban, visiblemente emocionados.
También algunos curiosos, con el móvil en mano, paseaban por la zona fotografiando los agujeros de bala que quedaron en la puerta de una cafetería o las marcas en el suelo que señalaban el lugar donde la policía abatió al terrorista.
¿CÓMPLICES HUÍDOS?
Uno de ellos, Erkal Kirchev, no era un curioso, sino un ciudadano preocupado por sus vecinos.
"He venido a documentar esto para decirle a la gente que se queden en casa, a salvo", explicó a Efe el joven, preocupado por la posibilidad de que el atacante hubiera tenido cómplices en el tiroteo que pudieran seguir escondidos en la zona.
Aunque en un principio las autoridades advirtieron a la gente de que no se acercara al centro de Viena por la posibilidad de que hubiera más terroristas huidos, ya ayer se disipaba esa visión y hoy el ministro del Interior austríaco, Karl Nehammer, confirmó la tesis de que el atentado fue perpetrado por un único atacante.
"ESTO NO ES ISLAM"
También se acercó para honrar a las víctimas Ahmed al Mofareh, director del Centro Islámico de Viena, que quiso dejar clara la condena de su comunidad al ataque terrorista.
"Esto no representa al islam, no representa a los musulmanes. Como comunidad musulmana nosotros nos posicionamos firmemente contra el terrorismo", enfatizó.
El riesgo de que el atentado atribuido a un joven simpatizante del grupo terrorista Estado Islámico (EI) atice la xenofobia y la islamofobia entre la población austríaca es real, según han advertido políticos y expertos.
En un discurso a la nación en el que anunció tres día de luto nacional, el canciller federal de Austria, Sebastian Kurz, que el lunes recibirá al presidente francés, Emmanuel Macron, para acordar "iniciativas contra el terrorismo islámico", resaltó ayer que los enemigos no son los extranjeros ni los musulmanes.
"No se trata de una disputa entre cristianos y musulmanes (...), sino de una lucha entre la civilización y la barbarie", dijo.
La investigación del atentado reveló que el terrorista, un joven de 20 años, había sido condenado a 22 meses de prisión por intentar viajar a Siria a través de Turquía para unirse al EI.
En la frontera turco-siria fue detenido por las autoridades turcas, que luego lo deportaron a Austria, donde fue procesado.
En diciembre pasado, fue puesto en libertad tras cumplir dos tercios de la sentencia por su buen comportamiento.
IMPERTURBABLES ANTE EL TERROR
A pesar de la conmoción, muchos vecinos de la zona se mostraban firmes, imperturbables.
Una actitud perfectamente encapsulada en la frase que se ha convertido en símbolo de la resistencia vienesa ante la barbarie: "Vete a la mierda, cabrón" ("Schleich di, Oaschloch", en dialecto vienés)".
El improperio, que pronunció un vecino desde una ventana mientras el terrorista disparaba en la calle de abajo, se ha convertido en un lema recurrente en la prensa local, y se podía ver escrito en alguno de los carteles que la gente ha ido dejando junto a los memoriales de flores.
Una actitud parecida a la de Guy Perlaki, que regenta una librería en una de las calles donde el atacó el terrorista.
Según relató a Efe, estaba dentro de la tienda cuando comenzaron a sonar disparos, así que se encerró dentro y no salió en toda la noche. "Dormí aquí", aseguró el librero.
Al día siguiente volvió a abrir su tienda, aunque nadie pudo entrar porque la zona estaba acordonada.
Perlaki asegura que los ciudadanos vieneses no tienen miedo, solo están "un poco conmocionados", y espera que pronto vuelvan a llegar clientes.
Entre flores y lágrimas, Viena recuerda a las víctimas del atentado
04
de Noviembre
de
2020
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