Sao Paulo, 18 Dic (Notimex).- El estado de Sao Paulo, que vive una de sus peores crisis hídricas de su historia por la escasez de lluvias y la falta de planificación, aplicará a partir de enero una multa del 50 por ciento del valor de la factura a quien aumente el consumo.
Esta es una de las más recientes medidas del gobernador Geraldo Alckmin –señalado como responsable en la falta de planificación- para frenar la caída continuada de las reservas del estado.
La situación hídrica que vive el estado de Sao Paulo, pero en especial su gran capital, la principal metrópolis de Brasil, responsable del 11.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, es dramática.
Ni siquiera la llegada de la temporada de lluvias frenó la caída de las reservas hídricas, que se encuentran en una situación crítica por la escasez de precipitaciones y la negligencia política para realizar trasvases de otras zonas con más recursos.
La situación de los tres embalses que abastecen a la ciudad y a parte de la entidad amenaza ya con impactar el curso de la economía en el estado más rico y desarrollado de la séptima economía del planeta.
El embalse de Cantareira, el más importante y fuente de suministro para más de ocho millones de personas, está al 6.9 por ciento de su capacidad, cuando la media en este período del año durante la última década era del 77.9 por ciento.
A su vez el embalse de Alto Tiete está cercano al 4.2 por ciento, mientras que su media es de 45.4 por ciento; y el de Guarapiranga está en torno al 32 por ciento, cuando su media es de 58.3 por ciento.
Un panorama que podría empeorar el año próximo, cuando no se descarta un racionamiento generalizado del suministro en el corazón industrial, financiero y económico de Brasil, con todas las consecuencias que ello podría tener.
Los cortes ya comenzaron desde hace meses, primero en forma de suministro con menor presión, y luego con interrupción del servicio que en fecha reciente se ha extendido.
Brasil es uno de los países con mayores recursos hídricos del mundo (13 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta), y la sociedad civil y los usuarios critican la inactividad del gobierno los últimos años, en lugar de invertir en una red de infraestructuras para un mejor reparto.
Esta es una de las más recientes medidas del gobernador Geraldo Alckmin –señalado como responsable en la falta de planificación- para frenar la caída continuada de las reservas del estado.
La situación hídrica que vive el estado de Sao Paulo, pero en especial su gran capital, la principal metrópolis de Brasil, responsable del 11.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, es dramática.
Ni siquiera la llegada de la temporada de lluvias frenó la caída de las reservas hídricas, que se encuentran en una situación crítica por la escasez de precipitaciones y la negligencia política para realizar trasvases de otras zonas con más recursos.
La situación de los tres embalses que abastecen a la ciudad y a parte de la entidad amenaza ya con impactar el curso de la economía en el estado más rico y desarrollado de la séptima economía del planeta.
El embalse de Cantareira, el más importante y fuente de suministro para más de ocho millones de personas, está al 6.9 por ciento de su capacidad, cuando la media en este período del año durante la última década era del 77.9 por ciento.
A su vez el embalse de Alto Tiete está cercano al 4.2 por ciento, mientras que su media es de 45.4 por ciento; y el de Guarapiranga está en torno al 32 por ciento, cuando su media es de 58.3 por ciento.
Un panorama que podría empeorar el año próximo, cuando no se descarta un racionamiento generalizado del suministro en el corazón industrial, financiero y económico de Brasil, con todas las consecuencias que ello podría tener.
Los cortes ya comenzaron desde hace meses, primero en forma de suministro con menor presión, y luego con interrupción del servicio que en fecha reciente se ha extendido.
Brasil es uno de los países con mayores recursos hídricos del mundo (13 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta), y la sociedad civil y los usuarios critican la inactividad del gobierno los últimos años, en lugar de invertir en una red de infraestructuras para un mejor reparto.