El Instituto Superior de Salud de Italia (ISS) presentó un reporte en el que detalló que de los 554 casos de sarampión confirmados, 177 se registraron en enero, 170 en febrero y 210 en marzo de este año.
Los informes provienen de 18 regiones de Italia, pero más de la mitad de los casos ocurrieron en Lombardía y Lazio, en donde afectaron a personas con edad promedio de 30 años.
El reporte detalló que 62 niños menores de cinco años contrajeron la enfermedad, 21 de ellos menores de un año, y que 87.5 por ciento de los casos registrados no estaban vacunados.
Asimismo, 31 por ciento de los casos desarrolló al menos una complicación, entre ellas dos casos de encefalitis, y un adulto no vacunado murió debido a complicaciones respiratorias.
Según cifras oficiales, en Italia desde 2013 hasta la fecha se notificaron un total de 13 mil 722 casos de sarampión, de ellos dos mil 270 en 2013; mil 695 en 2014; unos 256 en 2015; 861 en 2016; cinco mil 399 en 2017; dos mil 684 en 2018; y 557 de enero a marzo de 2019.
Las cifras de casos de sarampión en Italia se dan a conocer en momentos en que la Comisión Europea mostró que el 46 por ciento de los italianos están convencidos de que las vacunas pueden causar "graves efectos secundarios".
Según el Eurobarómetro, que consultó sobre la actitud de los europeos respecto a las vacunas, 32 por ciento de los italianos cree que las vacunas debilitan el sistema inmunológico y 34 por ciento consideró que pueden causar la enfermedad de que protegen.
La encuesta confirmó una serie de "falsos mitos" sobre las vacunas, que el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, en declaraciones a la agencia italiana de noticias Ansa, señaló como "percepciones erróneas que deben abordarse”.
“Europa es la región del mundo con el nivel más bajo de confianza en la seguridad y eficacia de las vacunas y esto es un riesgo para la salud pública", alertó.
El Eurobarómetro reveló que 48 por ciento de los europeos cree que las vacunas pueden provocar efectos secundarios graves y frecuentes, un porcentaje que supera el 50 por ciento en 17 países de la Unión Europea.