Beirut, 31 dic (EFE).- El conflicto sirio se saldó este año con la muerte de 3.882 personas, 1.558 de ellas civiles, la cifra más baja desde el estallido del conflicto hace alrededor de una década mientras la violencia continúa con menor intensidad, informó este viernes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, explicó en un comunicado que 383 de las bajas civiles ocurridas en los últimos doce meses eran niños, la mayoría de los cuales fallecieron por la explosión de minas y otros artefactos explosivos, o por disparos de las fuerzas gubernamentales.
Las deflagraciones fueron la principal causa de muertes civiles este año al acabar con unas 300 vidas, seguidas de los asesinatos sin atribuir, en los que perecieron 288 ciudadanos, y de la violencia no militar, con 249 decesos registrados hasta el 31 de diciembre.
De acuerdo con el Observatorio, 234 civiles fallecieron por disparos de las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, y 76 más, a manos del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que conserva algunas células en el desierto central del país casi tres años después de su derrota territorial en Siria.
En cuanto a intervenciones militares extranjeras, la aviación de Turquía, valedora de la oposición, mató a 31 personas, mientras que los bombardeos de Rusia, aliada de Al Asad, acabaron con la vida de 14.
Israel, que no tiene presencia en la nación árabe pero lanza a menudo ataques con misiles desde territorios cercanos, causó 6 bajas civiles.
La ONG reveló, por otro lado, la muerte de 2.324 combatientes de los distintos bandos involucrados en el conflicto armado, 607 de ellos de las tropas gubernamentales y otros 425 de las milicias que le apoyan militarmente, casi todos sirios o extranjeros chiíes.
Por su parte, el EI perdió a 503 de sus hombres y las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos que opera en el noreste de la nación, a 168.
Las restantes muertes se produjeron mayoritariamente en las filas de las distintas facciones islamistas y yihadistas, si bien Ankara perdió a una treintena de efectivos y Rusia a dos, precisó la organización.
Los frentes de guerra están prácticamente congelados en Siria desde hace un par de años y desde la última incursión de Turquía en el norte y el alto el fuego ruso-turco en la provincia noroccidental de Idlib, último bastión opositor, la violencia ha registrado una caída significativa.
Sin embargo, en los últimos meses las fuerzas sirias y rusas han intensificado sus ataques en el noroeste, al tiempo que continúan las operaciones contra los yihadistas del Estado Islámico en varios puntos del vasto desierto de Badia.