Buenos Aires, 4 Sep (Notimex).- Bolivianos, paraguayos y peruanos representan las principales corrientes migratorias en Argentina ya que suman el 74.02 por ciento de los permisos de residencia solicitados en este país, revelaron fuentes oficiales.
De acuerdo con reportes de la Dirección Nacional de Migraciones, en 2001 había aquí 325 mil 46 paraguayos, pero una década después son ya 371 mil 615, lo que los convierte en la colectividad más numerosa de Argentina.
En el caso de los bolivianos, hace 10 años sumaban 233 mil, pero ahora ya ascienden a 300 mil, en tanto que los peruanos pasaron de 88 mil 260 a 120 mil 797 y la tendencia es a la alza porque los flujos migratorios no se detienen.
La presencia e influencia de los bolivianos y peruanos es más marcada que la de los paraguayos, ya que cuentan con barrios y actividades específicos en donde mantienen vivos rasgos de su cultura.
Los bolivianos, por ejemplo, dominan el mercado de Liniers, en el oeste de Buenos Aires, en donde se puede encontrar la rica variedad de productos alimenticios de ese país, lo que contrasta con la limitada oferta de los argentinos.
También están presentes en la mayor parte de las verdulerías de Buenos Aires y en La Salada, que es uno de los mayores mercados informales de América Latina.
Los peruanos, en tanto, se instalaron en el barrio de Almagro de esta capital, en donde hay fondas y bares específicos, de corte popular para esta comunidad, aunque en el resto de la ciudad se multiplican los restoranes de primer nivel de comida peruana.
Otra colectividad importante es la de los chilenos, de los cuales se contabilizaban 200 mil en 2001, pero a diferencia de Bolivia, Paraguay o Perú, no aumentaron significativamente su población en estos años y sólo se radicaron siete mil más.
Los uruguayos representan un caso aparte, pues son un país pequeño de tres millones de habitantes que padece altos niveles de migración y uno de los principales destinos es Argentina, en donde hasta hace 10 años vivían 117 mil charrúas.
A pesar de la estabilidad política y social lograda en los últimos años por el gobierno de Tabaré Vázquez, la migración del país vecino hacia este lado del Río de la Plata continuó a la alza y entre 2004 y 2009 se vinieron a vivir otros cinco mil uruguayos.
Un caso opuesto lo protagonizan los brasileños, que entre 2001 y 2009 pasaron de 35 mil a 40 mil, lo que prueba que Argentina no es un destino atractivo para los ciudadanos de ese país.
Y ni qué decir de los mexicanos, que hace 10 años ni siquiera se contabilizaron en el censo nacional argentino, y ahora apenas si suman mil 199 radicaciones legales, aunque se estima que hay una población flotante de tres mil.
La radicación de extranjeros en Argentina es constante gracias a una política migratoria abierta, sin los signos represivos aplicados en Europa, lo que permite, por ejemplo, cualquier turista que excede su estancia legal sólo pague una multa cuando sale.
Además, los trámites de radicación no son complejos, pues a los extranjeros sin papeles les otorgan un documento “precario”, que vale como identificación, y a los tres años de tramitar el Documento Nacional de Identidad de Extranjero, se obtiene la residencia permanente.
De acuerdo con reportes de la Dirección Nacional de Migraciones, en 2001 había aquí 325 mil 46 paraguayos, pero una década después son ya 371 mil 615, lo que los convierte en la colectividad más numerosa de Argentina.
En el caso de los bolivianos, hace 10 años sumaban 233 mil, pero ahora ya ascienden a 300 mil, en tanto que los peruanos pasaron de 88 mil 260 a 120 mil 797 y la tendencia es a la alza porque los flujos migratorios no se detienen.
La presencia e influencia de los bolivianos y peruanos es más marcada que la de los paraguayos, ya que cuentan con barrios y actividades específicos en donde mantienen vivos rasgos de su cultura.
Los bolivianos, por ejemplo, dominan el mercado de Liniers, en el oeste de Buenos Aires, en donde se puede encontrar la rica variedad de productos alimenticios de ese país, lo que contrasta con la limitada oferta de los argentinos.
También están presentes en la mayor parte de las verdulerías de Buenos Aires y en La Salada, que es uno de los mayores mercados informales de América Latina.
Los peruanos, en tanto, se instalaron en el barrio de Almagro de esta capital, en donde hay fondas y bares específicos, de corte popular para esta comunidad, aunque en el resto de la ciudad se multiplican los restoranes de primer nivel de comida peruana.
Otra colectividad importante es la de los chilenos, de los cuales se contabilizaban 200 mil en 2001, pero a diferencia de Bolivia, Paraguay o Perú, no aumentaron significativamente su población en estos años y sólo se radicaron siete mil más.
Los uruguayos representan un caso aparte, pues son un país pequeño de tres millones de habitantes que padece altos niveles de migración y uno de los principales destinos es Argentina, en donde hasta hace 10 años vivían 117 mil charrúas.
A pesar de la estabilidad política y social lograda en los últimos años por el gobierno de Tabaré Vázquez, la migración del país vecino hacia este lado del Río de la Plata continuó a la alza y entre 2004 y 2009 se vinieron a vivir otros cinco mil uruguayos.
Un caso opuesto lo protagonizan los brasileños, que entre 2001 y 2009 pasaron de 35 mil a 40 mil, lo que prueba que Argentina no es un destino atractivo para los ciudadanos de ese país.
Y ni qué decir de los mexicanos, que hace 10 años ni siquiera se contabilizaron en el censo nacional argentino, y ahora apenas si suman mil 199 radicaciones legales, aunque se estima que hay una población flotante de tres mil.
La radicación de extranjeros en Argentina es constante gracias a una política migratoria abierta, sin los signos represivos aplicados en Europa, lo que permite, por ejemplo, cualquier turista que excede su estancia legal sólo pague una multa cuando sale.
Además, los trámites de radicación no son complejos, pues a los extranjeros sin papeles les otorgan un documento “precario”, que vale como identificación, y a los tres años de tramitar el Documento Nacional de Identidad de Extranjero, se obtiene la residencia permanente.