“Sé que estos días despertaron angustia y preocupación en los argentinos, miedo a que situaciones como las que vivimos puedan generar una crisis mayor, como ya hemos tenido en el pasado. Lo entiendo, pero estamos lejos de eso”, aseguró el mandatario.
Agregó que “no hay una situación comparable a otras crisis” y que ahora, a diferencia de otras épocas, los argentinos “estamos en condiciones de superar juntos las dificultades que puedan surgir”.
El mandatario afirmó que el reto es incorporar “las enseñanzas de esas situaciones difíciles de nuestra historia, estamos preparados para prevenirlas, tal como hicimos cuando llegamos al gobierno, ahí sí evitamos una gran crisis".
“Hoy el mundo nos está acompañando, no estamos más aislados, y lo va a seguir haciendo, y tenemos la vocación firme de seguir convocando a todos los que hagan falta para construir acuerdos, aunque pensemos distintos", aseveró.
Con respecto al escenario interno, Macri convocó a toda la dirigencia en el país a tener responsabilidad y a que “no caigamos en recetas mágicas que dan ilusión de tranquilidad, pero que son imposibles en la práctica, no se trata de soluciones demagógicas, sino de soluciones responsable".
“Argentina no se divide hoy entre Cambiemos (la alianza gobernante) y peronismo. Se divide entre los que queremos construir futuro y los que quieren destruir futuro. La verdad construye futuro, la mentira lo destruye, la mala política lo destruye", sostuvo.
El discurso de Macri se enmarcó en los intentos del gobierno por evitar que se acentúe la preocupación social por la volatilidad cambiaria y la negociación que implicará un reendeudamiento con el FMI de por lo menos 20 mil millones de dólares.
La crisis de las últimas dos semanas, en las que el peso argentino sufrió una devaluación del 15 por ciento, ya provocó que el presidente tenga los niveles más bajos de popularidad de sus dos años y medio de gestión, ya que sólo es aprobado por entre el 30 y el 40 por ciento de la población.