Explicó en entrevista con Notimex que el problema actualmente es que los glaciares históricamente se fundían a un ritmo natural en época de calor llevando agua a las poblaciones, en tanto que su recuperación sucedía en época de precipitaciones y frío, pero “hoy en día ese proceso ha cambiado”.
Actualmente, la precipitación pluvial es insuficiente, razón por la cual los glaciares retroceden, lo que se suma al aumento de la temperatura global que provoca su derretimiento acelerado.
Recordó que después de la pasada Era de Hielo, el derretimiento de los glaciares en el mundo se registró en forma escalonada, primero en Europa, luego en América y posteriormente en Asia. “De hecho en México fue en un tiempo diferente”, apuntó.
Así, el final de la glaciación en Europa ocurrió hace unos 11 mil años, en tanto que en México la última terminó hace más o menos hace nueve mil años. “Entonces los grandes cambios climáticos eran asíncronos”.
Sin embargo, hoy se observa que el derretimiento de glaciares en todo el planeta está ocurriendo “en sincronía, al mismo tiempo”.
Explicó que a partir de mediados del siglo pasado, y más concentrado en este siglo, el planeta está siendo afectado por el calentamiento global, generado por el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero.
“Entonces, sí es una situación alarmante”, cuyos efectos ya se están viendo a través de las olas de calor en Europa e incluso lugares que registran sequía extrema o lluvias inusuales.
Refirió que este año se reportó que se terminaron las reservas de agua en la ciudad de Chennai, en el sur de India, ya que las presas que suministran el vital líquido a la población están prácticamente secas.
“Ese tipo de situaciones se dan porque los aportes de agua disminuyen y esto tiene que ver directamente con los ríos conectados al derretimiento glaciar”, dijo.
Recordó también que en Perú el derretimiento glaciar ha provocado el desborde de lagunas, situación ante la cual el gobierno propicia el desfogue de agua para evitar un desastre y el rompimiento de las presas, pero es un líquido que al final de cuentas se pierde.
Asimismo, mencionó el efecto de extinción de los glaciares de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl en México por procesos combinados asociados al cambio climático, como su cercanía a centros que generan un alza en la temperatura local como la Ciudad de México y Puebla.
Explicó que en época de sequía se derretían los hielos a un ritmo natural y provocaban el corrimiento del agua a lo largo de las cañadas y parte del agua se infiltraba para llenar los mantos, “pero como ahora prácticamente desaparecieron los glaciares, el aporte en la época de secas será nulo”.
“Pero, si ya no hay aporte glaciar y eventualmente aumentamos el uso y consumo del recurso hídrico, al final de cuentas el sistema se desequilibra y llegará el momento en que los mantos acuíferos también se agoten y habrá que buscar soluciones para conseguir agua de donde la haya, si es que la hay”.