Arias explicó que pese a que el presidente venezolano Nicolás Maduro carece de respaldo popular, la crisis “sólo puede entenderse por la pasividad con la que la región y el mundo toleró los abusos”.
El ex mandatario lanzó estas críticas al disertar en “Voy por la paz”, un histórico evento que se realizó este viernes en esta ciudad y en el que también participaron los premios Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel (Argentina, 1980), Lech Walesa (Polonia, 1983), Rigoberta Menchú (Guatemala, 1992) y Shirin Ebadi (Irán, 2003).
Al hablar sobre democracia y transparencia, Arias insistió que, en el caso de Venezuela, la comunidad internacional permaneció impasible ante los avisos de autoritarismo del fallecido presidente Hugo Chávez y de Maduro bajo el argumento de que habían sido legitimados en las urnas.
“La democracia no puede defenderse en retrospectiva, no importa cuán populares sean los líderes en el poder, luego puede ser demasiado tarde. Venezuela es el caso más urgente y desgarrador, pero sus problemas deben ser una advertencia para toda la región”, dijo.
Arias también se refirió al caso del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien ganó su tercer mandato consecutivo y sin prurito alguno incluyó a su esposa Rosario Murillo en la papeleta como vicepresidenta.
“Fui testigo del triunfo de la revolución sandinista, años después lideré proceso de negociación de paz y mis ojos no pueden creer que todo ello haya desembocado en la pantomima de hoy”, lamentó.
El ex presidente costarricense sumó al boliviano Evo Morales, quien ya anunció su decisión de conseguir un cuarto mandato consecutivo, lo que, consideró, demuestra que en América Latina hay casos de democracias débiles con poderes ejecutivos que concentran el poder.
“Ningún país está exento de retrocesos, vacunado contra el populismo y la demagogia, debemos estar alerta, el futuro democrático de América Latina no depende de elegir mejores líderes, sino de formar mejores instituciones”, señaló.
Arias advirtió que “el sistema democrático depende de que no se le deje a su suerte”, por lo que son necesarios los llamados a la autocrítica, la racionalidad y la cordura, ya que “la democracia depende tanto de lo que hagamos como de lo que dejemos de hacer”.
Pese a que destacó que la transición democrática latinoamericana es “el gran logro” del siglo 20, advirtió que sigue siendo una transición inacabada, con niveles de corrupción inaceptables “y desigualdades que nos llenan de vergüenza”.