“Juárez, Benito Juárez. El indio zapoteca. El Benemérito de las Américas no ha muerto. Benito Juárez sigue vivo. Sus logros, sus principios, sus ideales son atemporales. Siguen estando presentes”, dijo Guerra Abud en el acto celebrado en la plaza Benito Juárez de Roma.
Resaltó que “Juárez luchó y venció al imperialismo”, “rescató la soberanía de México y, teniendo la razón como arma principal, logró vencer, en una lucha desigual, a los dos imperios más poderosos de su tiempo”.
“Un pequeño indio zapoteca, de la región más humilde de México, creció y se volvió un gigante. Juárez es un gigante”, añadió.
El embajador recordó las palabras del poeta y dramaturgo francés Víctor Hugo en su histórica carta a Juárez de junio de 1867:
“El mundo -dijo Víctor Hugo- vio un espectáculo. Por un lado, dos imperios, con el ejército más aguerrido y bien dirigido, con poder en tierra y mar, con recursos ilimitados, vencedor en África, Crimea, China e inclusive Italia. Del otro lado, Juárez”.
Guerra Abud señaló que “Juárez, como (Bernardo) O’Higgins y (Simón) Bolívar, vive. Un Juárez que respeta los derechos de otros, pero que exige el respeto de los otros. Un Juárez que une a los mexicanos. Un Juárez que une a los pueblos hermanos de América Latina”.
En la ceremonia participaron representantes diplomáticos de varios países latinoamericanos, así como funcionarios de la cancillería italiana, que realizaron una guardia de honor ante la estatua de Juárez.
Por su parte, la Orquesta de los Carabineros de Roma entonó los himnos nacionales de México e Italia.
Al inicio de la ceremonia el embajador pidió un minuto de silencio por las víctimas de las recientes inundaciones en Perú.
Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, y murió en la Ciudad de México el 18 de julio de 1872. Fue el primer ciudadano de origen indígena en ser presidente en México y en todo el continente americano entre 1861 y 1863 y de 1867 hasta 1872.
Durante su mandato enfrentó la invasión francesa y consolidó varias reformas liberales, como la separación entre la Iglesia y el Estado.