La central térmica número 5 de la ciudad rusa de Novosibirsk, en Siberia, decidió limitar el acceso al lago artificial, el cual fue conocido a nivel mundial luego que el “hermoso” paisaje se viralizó con fotografías que cientos de visitantes subieron a las redes sociales (en particular en Instagram) en estos últimos días.
En un comunicado, la central señaló que las medidas de seguridad se reforzaban ante el creciente número de casos de intrusión, refiriéndose así a la presencia de cientos de personas este verano para tomarse la selfie; ya sea solas, en pareja, con bebés, en autos, motocicletas, incluso algunas adentro del agua.
“Desde el 12 de julio, un puesto de seguridad fue colocado en el territorio del vertedero de cenizas, que estará ubicado en las instalaciones las 24 horas del día”, puntualizó el texto, citado este sábado por el servicio ruso de noticias Sputnik.
El lugar, bautizado como “las Maldivas siberianas”, por su belleza paradisíaca, opera dentro del marco de las normas y reglas ambientales de Rusia; el agua y el aire sobre el vertedero de cenizas no son tóxicos y el nivel de radiación es habitual, de acuerdo con las autoridades.
Sin embargo, han advertido que no es una playa y que acercarse al lugar podría causar alteraciones a la salud, por ejemplo algún tipo de alergia en la piel debido a la alta mineralización.
El inusual color turquesa del agua, que atrapó la atención de los visitantes, es el resultado de una reacción química de los desechos de una planta de energía cercana; sales de calcio y óxidos de varios metales.
El depósito de las cenizas y carbonilla generada durante la quema de carbón pardo en las centrales térmicas fue excavado para tal fin por la empresa energética que gestiona la central.