Como cada año, la ceremonia celebrada en la plaza dedicada a la memoria de las casi tres mil víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001, contó con la participación de familiares de las personas fallecidas, con funcionarios públicos y con público general que manifiesta sus condolencias.
La ceremonia incluye la lectura de los nombres de las dos mil 983 personas muertas en los ataques tanto en Nueva York, como en el Pentágono y a bordo del vuelo que colapsó en el estado de Pensilvania. Incluye además la lectura de los nombres de las víctimas del atentado de 1993 en el WTC.
Antes del comienzo oficial de la ceremonia, grupos de gaiteros tocaban sus melodías fúnebres alrededor de las dos memoriales gigantes, en formas de piscinas, donde están grabados los nombres de todas las víctimas.
Mientras tanto, cientos de asistentes depositaban flores o arreglos florales en torno a las piscinas o alrededor de la plaza donde se llevaba a cabo la ceremonia.
Como en años anteriores, se observaron seis momentos de silencio para marcar el momento de las colisiones de los aviones contra las torres, los colapsos de estas estructuras y los atentados en el Pentágono y en Pensilvania.
Entre las figuras públicas presentes en la ceremonia, destacó el alcalde Bill de Blasio, el gobernador Andrew Cuomo, y los exalcaldes Michael Bloomberg y Rudolph Giuliani. Asimismo, estuvieron presentes la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, y el senador Chuck Schumer.
A fin de evitar que la ceremonia sea utilizada para fines políticos, ninguna de las figuras públicas ofrece discursos. Son las familias de las víctimas quienes leen los nombres de los fallecidos y expresan algunas palabras.
Nicholas Haros, cuya madre, Frances Haros, murió en los ataques de Nueva York, pidió que los ataques dejaran de ser utilizados con propósitos políticos y reveló instancias recientes en que comentaristas los mencionaron para atacar al presidente y al nominado actual para la Suprema Corte.
“Alto, alto. Dejen de usar los huesos y las cenizas de nuestros seres queridos como apoyos para su teatro político. Sus vidas y sacrificios valen mucho más. No los trivialicemos ni a ellos ni a nosotros”, solicitó Haros.