En un comunicado conjunto, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Administración Nacional de Inmigración especifican que esta relajación de las restricciones vigentes se aplicará a partir del próximo lunes, 28 de septiembre.
Se podrán beneficiar de esta medida aquellas personas que cuenten con un permiso de residencia en vigor para tres categorías: trabajo, asuntos personales y reagrupación familiar.
Sin embargo, los extranjeros cuyo permiso de residencia chino hubiese caducado durante su estancia en el extranjero deberán seguir solicitando un visado en los consulados y embajadas en el extranjero.
Las condiciones que impone China para la concesión de esos nuevos permisos de entrada son que quienes los soliciten no cambien el propósito de su estancia en el país asiático -es decir, quien tenga un permiso de residencia para trabajar solo podrá volver para trabajar- y que respeten las normativas nacionales de prevención y control de la COVID-19.
El comunicado no hace mención al requisito, hasta ahora indispensable, de obtener una carta de invitación de las autoridades provinciales (conocida como "carta PU") para poder solicitar el nuevo visado, a solicitud de la empresa del trabajador.
Por el momento, el resto de restricciones a la llegada de extranjeros al país -por ejemplo, turistas- anunciadas el pasado marzo seguirán activas.
"El Gobierno chino seguirá retomando los intercambios entre personas de manera ordenada y paso a paso mientras garantiza el control efectivo de la pandemia", agrega el documento.
El pasado 26 de marzo, ante la evolución internacional de la COVID-19, China cerró prácticamente sus fronteras y tan solo permitió la entrada al país de ciudadanos extranjeros en casos excepcionales de trabajadores o viajeros de negocios considerados "esenciales".
Los sectores en los que los trabajadores gozan de esta calificación son principalmente el logístico, el tecnológico e industrial, aunque también entran en este grupo el alimentario o el de servicios.
Con el paso de las semanas, Pekín relajó levemente las restricciones y también empezó a permitir el regreso de familiares de esos trabajadores "esenciales".
Entretanto, continúan las dificultades para quienes se han quedado "atrapados" en el extranjero para conseguir vuelos de regreso a China debido a las restricciones de la Administración de Aviación Civil, que aplica una política llamada "cinco unos".
Esta medida limita de manera drástica el número de pasajeros que llegan al país al permitir solo a cada aerolínea operar una única ruta a la semana desde cada país, premiándolas con más vuelos semanales o castigándolas con su suspensión en base al número de pasajeros contagiados que se detecten en sus aviones.