La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, viajó este mes a Washington y sostuvo reuniones con ambas instituciones con el objetivo central de buscar ayuda para combatir el narcotráfico y el terrorismo, en particular en la zona fronteriza de Argentina con Paraguay y Brasil.
Después de los ataques sufridos en 2001 en Estados Unidos, se difundió la versión de que en esta triple frontera sudamericana había células de la organización fundamentalista islámica Hezbolá, lo que nunca se ha comprobado.
Por otra parte, la región es paso obligado para el narcotráfico, ya que Paraguay es productor de marihuana que ingresa a Argentina, mientras que las organizaciones criminales de Brasil ingresan armas de manera ilegal y se llevan cocaína.
En medio de este escenario, y con “el fin del narcotráfico” como uno de los principales lemas del gobierno de Mauricio Macri, su ministra de Seguridad anunció que la Administración para el Control de Drogas? (DEA) instalará una base en la provincia de Misiones, en el norte argentino.
La Oficina Federal de Investigaciones? (FBI), por su parte, capacitará a los agentes de la Policía Federal Argentina, lo que fortalecerá la relación entre ambos países bajo la gestión macrista, a diferencia de la frialdad bilateral que predominó durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
La funcionaria precisó que la intención es “darle una impronta distinta a la formación de las fuerzas federales basada en la inteligencia criminal y en la investigación, pilares de la tarea de formación de los agentes del FBI”.
Durante su gira, la ministra también pidió que Estados Unidos incremente los fondos de ayuda al combate al narcotráfico, los cuales actualmente alcanzan los 715 mil dólares anuales.