Según la agencia turca de noticias Anadolu, que cita fuentes policiales, las autoridades sauditas no han permitido a los equipos turcos registrar el jardín y el pozo, para ampliar su investigación en torno a la muerte de Khashoggi, aunque la cadena rusa NTV reportó que Riad ya lo autorizó, sin dar más detalles.
Dado que el consulado y la residencia del cónsul, así como los vehículos con placas diplomáticas son zonas extraterritoriales de acuerdo con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, la policía turca necesita la autorización del gobierno saudita en cada paso que da para esclarecer la muerte del informador.
Según diversos medios, el periodista fue asesinado en el consulado saudita, pero hasta ahora se desconoce qué paso con su cuerpo, por lo que los forenses buscan tomar nuevas muestras del jardín y agua para determinar la presencia de sangre o de rastros químicos usados en procesos para deshacerse de restos humanos.
El propio presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lamentó la víspera la falta de cooperación de las autoridades del consulado saudita y recordó que la policía turca solo obtuvo permiso de ingresar a la misión diplomática tras una conversación telefónica con el rey Salmán bin Abdulaziz.
Este miércoles, Erdogan advirtió que Turquía no permitirá que los responsables del asesinato de Khashoggi eviten la justicia, tanto quienes lo ordenaron como quienes lo perpetraron.
“Estamos decididos a no permitir que se encubra este asesinato y a asegurarnos de que todos los responsables sean juzgados”, dijo el mandatario turco en un discurso en Ankara, en el que agregó que seguirá compartiendo nuevas pruebas con el fin de esclarecer los “aspectos oscuros” en torno a la muerte de Khashoggi.
Según el diario turco Sabah, las autoridades turcas han mostrado a la directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, Gina Haspel, todas las pruebas de las que disponen los investigadores del asesinato del periodista, incluidas unas grabaciones de audio.
Haspel, quien participa en la investigación de lo ocurrido con el informador, llegó la víspera a Ankara, donde se reunió con altos funcionarios de la inteligencia turca y analizó las grabaciones de audio y video, así como otras pruebas halladas durante las pesquisas en torno a la muerte de Khashoggi.
El martes, Erdogan pidió al rey saudita permitir que los autores materiales e intelectuales del asesinato del columnista del The Washington Post sean juzgados en Turquía, ya que el crimen se perpetró “dentro de las fronteras” del país, aunque el consulado sea considerado suelo saudita en virtud de la Convención de Viena.
Por su parte, el asesor de Erdogan consideró que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, tiene “sangre en las manos” por el caso de Kashoggi, en el lenguaje más fuerte utilizado hasta ahora por Turquía en referencia al hijo del rey.
“Es una desgracia que alcanza directamente al príncipe heredero. Al menos cinco miembros del equipo ejecutor son manos derechas de Mohamed bin Salmán y es gente que no actuaría sin su conocimiento”, escribió Ilnur Cevik, el asesor del presidente turco.
“Incluso aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, salve al heredero de la corona saudita, a los ojos del mundo es una persona cuestionable con la sangre del periodista en sus manos”, agregó.