La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) detalló que el reporte es fruto de una colaboración nueva y políticamente innovadora entre la Unión Europea (UE) y USAID/FEWSNET (Red de alerta contra la hambruna de Estados Unidos).
Además de instituciones regionales de seguridad alimentaria y agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre ellas la propia FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El reporte indicó que el fuerte incremento en un año reflejó los problemas de la población para producir y acceder a los alimentos debido a los conflictos, los precios a niveles récord en los mercados locales de los países afectados y a eventos meteorológicos extremos como: sequía y lluvias irregulares causadas por el fenómeno conocido como "El Niño".
Los conflictos civiles son el factor determinante en nueve de las 10 peores crisis humanitarias, lo que pone de relieve el estrecho vínculo existente entre paz y seguridad alimentaria, según el “Informe mundial sobre crisis alimentarias 2017”.
Al sumar fuerzas para ofrecer análisis neutrales con las aportaciones de múltiples instituciones, el estudio será publicado cada año y permitirá tomar decisiones de planificación mejor fundamentadas y que respondan a las crisis alimentarias de manera más oportuna, global y coordinada.
"Este informe pone de relieve la necesidad fundamental de acciones rápidas y específicas para responder eficazmente a las crisis alimentarias y abordar sus causas profundas", explicó el comisario europeo de Cooperación Internacional, Neven Mimica.
"La Unión Europea asumió el liderazgo en esta respuesta. En 2016, asignamos ya 550 millones de euros (unos 588 millones de dólares), seguido de otros 165 millones de euros (unos 176 millones de dólares) que acabamos de movilizar para ayudar a las personas afectadas por el hambre y la sequía en el Cuerno de África", agregó.
En el reporte se estableció que la demanda de ayuda humanitaria y para la creación de resiliencia se intensificará este año, ya que cuatro países corren el riesgo de sufrir hambrunas: Sudán del Sur, Somalia, Yemen y el noreste de Nigeria.
Otras naciones que requieren asistencia a gran escala debido a la inseguridad alimentaria generalizada son Irak, Siria (incluyendo a los refugiados en países vecinos) Malawi y Zimbabwe.
Ante la ausencia de medidas inmediatas y contundentes -no sólo para salvar las vidas de las personas, sino también para evitar que caigan en la hambruna-, la situación de seguridad alimentaria en estos países continuará empeorando en los próximos meses, según el nuevo informe.
"El costo en términos humanos y de recursos no hace más que aumentar, si dejamos que las situaciones se deterioren", advirtió el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
Para la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Ertharin Cousin, "las cifras reflejan un panorama sumamente preocupante, con más de 100 millones de personas con grave inseguridad alimentaria, con un nivel de sufrimiento que ha sido provocado por los conflictos y el cambio climático".
Los 108 millones de personas, que según el informe están en situación de inseguridad alimentaria severa en 2016, representan a aquellas que sufren un nivel de malnutrición aguda mayor de lo habitual y una falta generalizada de alimentos mínimamente adecuados, incluso con ayuda externa.
Entre ellos, se incluye a los hogares que pueden hacer frente a sus necesidades alimentarias mínimas tan sólo agotando sus semillas, ganado y activos agrícolas necesarios para producir alimentos en el futuro.
Sin una acción firme y sostenida, las personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria severa corren el riesgo de caer en una situación aún peor y padecer en última instancia de inanición, alertaron los organismos en el reporte.