El fallo fue emitido por el Tribunal Administrativo Federal de la oriental ciudad alemana de Leipzig, que luego de varios días de deliberación, finalmente este jueves decidió que es legal que productores de aves y huevos maten a los pollos machos no deseados.
El Tribunal dio luz verde a las empresas avícolas del país para que de manera temporal, hasta que se pueda encontrar otras alternativa, se lleve a cabo el sacrificio masivo de pollos machos después de su nacimiento, según un reporte del sitio Euractiv Germany.
Pese a que alrededor de 45 millones de pollos machos son sacrificados en Alemania cada año porque no ponen huevos, el Tribunal dictaminó el alegato de empresas avícolas de que permitir su crianza, se generarían importantes pérdidas económicas, además de su matanza es común en todo el mundo.
Los pollos machos son considerados por la industria avícola como inútiles comercialmente, debido a que no ponen huevos, crecen más lentamente que las gallinas y por ser inadecuados para la producción de carne, por lo que sólo crían unos cuantos.
En 2013, el estado de Renania del Norte-Westfalia emitió un decreto que prohibía que los criaderos la matanza de pollos machos recién nacidos en los criaderos de la entidad, con base a un artículo de la Ley de Bienestar Animal de Alemania establece que "nadie debe infligir dolor, sufrimiento o daño a una mascota sin una causa razonable".
Un tribunal inferior dictaminó que la matanza masiva de pollitos constituía motivos "razonables" para detener su muerte, aunque el falló fue apelado y turnado a un Tribunal superior.
El Ministerio Federal de Agricultura ha invertido alrededor de 6.5 millones de euros en el desarrollo de procedimientos para determinar el género de un pollito, cuando aún es un embrión, a fin de poner fin al asesinato masivo de pollitos, aunque hasta ahora, no hay resultados satisfactorios.
Después de conocerse el fallo, el portavoz del Partido Verde Alemán, Friedrich Ostendorff, se dijo "sorprendido y decepcionado" por la decisión del Tribunal de Leipzig, sobre todo porque las razones económicas por sí solas no constituyen motivos razonables.