La Habana, noviembre (Semlac).- Sensibilizar y dotar de conocimientos sobre la violencia de género a las personas que reciben y atienden a quienes viven esas situaciones, o buscan ayuda para afrontarlas, es un paso imprescindible para no revictimizarlas, lograr protegerlas, procurarles apoyo inmediato, brindarles asistencia efectiva y acompañarlas en la ruta de atención.
Esas y otras demandas de formación fueron identificadas por activistas y líderes comunitarias, profesionales de diversas disciplinas, especialistas de la academia, de las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia y funcionarias de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), durante un taller de intercambio realizado el 21 de noviembre, en la capital cubana.
Con ello se proponen identificar necesidades de capacitación para contribuir al programa de formación en la ruta de atención a las mujeres, niñas y otras personas en situación de violencia, precisó la psicóloga Beatriz Torres, especialista del Centro Oscar Arnulfo Romero, organización que promovió el encuentro.
Torres agregó que es también una forma de colaborar con la implementación de la Estrategia Integral de Prevención y Atención a la Violencia de género y en el escenario familiar y el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM), aprobados en 2021.
Participantes en el intercambio señalaron la necesidad de contar con personal estable, capacitado y no solo desde el voluntariado, que garantice una primera atención y el acompañamiento necesario, sostenible y desde el conocimiento a quienes acuden directamente en busca de ayuda o llegan por diversas vías a las Casas de Orientación y otros servicios.
"Hace falta formar personal de consejería, para poder gestionar correctamente la ayuda y no revictimizar a las personas en situación de violencia", insistió la jurista Tania de Armas Fonticoba y agregó que se trata de un proceder que requiere determinados conocimientos, habilidades y condiciones.
En esos programas de formación es necesario incluir también herramientas y contenidos sobre el autocuidado, ya que suele ser considerable el desgaste al que se someten quienes asumen los servicios de atención a esta problemática, insistió la psiquiatra Ivón Ernand Thames, quien coordina la Consejería para mujeres en situaciones de violencia de OAR.
Para la socióloga Iyamira Hernández Pita, profesora e investigadora de la Universidad de La Habana, se impone identificar las barreras que a nivel local impiden la articulación de actores en función de atender a las víctimas directas de la violencia de género y también a las indirectas.
Entre los déficits identificados a nivel local está la atención especializada y la articulación desde la salud pública, el ámbito social, judicial y policial, cuyos especialistas necesitan conocer mejor el fenómeno de la violencia y los protocolos, para proceder y darle curso adecuado a cada caso.
La sensibilización y formación sobre las particularidades de la violencia de género, sus causas, expresiones y mitos que la naturalizan, así como de las leyes que sancionan esos actos, son pasos imprescindibles para lograr una buena atención, desde la empatía y la articulación sectorial que hace falta, señalaron participantes en el encuentro.
Se trata de una problemática en cuyo desarrollo se necesita de conocimiento y también de sensibilidad, confidencialidad, de generar confianza y garantizar la protección de las mujeres, niñas y otras personas en situación de violencia, que viven casi siempre bajo las amenazas de sus victimarios o dependientes de ellos.
También se habló de la necesidad de formar al personal que se requiere para establecer y perfeccionar mecanismos de recepción, atención y rehabilitación de mujeres, niñas y otras personas víctimas de violencia de género.
Esas acciones de capacitación deben incluir no solo a especialistas vinculados directamente a los casos, sino a todo el personal de los espacios y centros donde ello sucede, de manera que las personas necesitadas de orientación, escucha y apoyo sean acogidas con prontitud y sin ser estigmatizadas ni revictimizadas.
Yudith Laura Ferreriro Fuentes, directora del Centro de Estudios de la Mujer de la FMC, explicó que justamente esa es la concepción que quiere lograrse en las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, de manera que todas las líneas de trabajo de la institución tributen a la prevención y atención de las violencias.
"Podemos tener allí personas que van por otro motivo y estén viviendo violencia. Si tenemos los conocimientos necesarios, podremos identificarlas en nuestro intercambio con ellas y haríamos entonces la derivación que necesitan a otros servicios", expuso al referirse al trabajo que debe lograrse en esos escenarios, de manera integral y preventiva.
"La capacitación a todas las personas de nuestras casas debe encaminarse no solo a atender a quienes se acercan a pedir ayuda, sino a permitirnos identificar a todas aquellas que la requieren", remarcó.
En el taller de trabajo participaron líderes de comunidades de varios municipios de la capital vinculadas directamente a la prevención y atención de las violencias machistas desde consejerías, proyectos comunitarios y otros espacios.
Este es uno de varios talleres que se desarrollan como parte del proyecto "Hacia una vida libre de violencias para las mujeres y niñas en Cuba", que cuenta con fondos de la Unión Europea y coordina la organización sueca Diakonía, en alianza con OAR y el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo de Cárdenas, con la participación de otras organizaciones de la sociedad civil e instituciones cubanas.