"Siempre he dicho que si Salma hubiese nacido blanca y siendo un hombre, habría sido más poderosa que Harvey Weinstein [productor de cine estadounidense y cofundador de los estudios Miramax]. Salma es una mujer de negocios increíble, y la gente siempre se sorprende de lo creativa que es", explica Molina en el número de noviembre de la revista ELLE.
La propia Salma ha reconocido en varias ocasiones que ser mujer y mexicana -con raíces libanesas, además- retrasó en gran medida su salto a la fama.
"Vengo de México, cariño. Cuando eres mexicana y árabe en Estados Unidos... digamos que es un largo camino hasta alcanzar la cumbre. No había nadie cuando yo llegué, y ahora hay muchos más de los nuestros", confesaba.
De hecho, la actriz nunca se ha engañado a sí misma sobre qué fue lo que consiguió abrirle finalmente las puertas de Hollywood: su físico privilegiado.
"Cuando comencé mi carrera estaba un poco confundida respecto a eso de ser una sex symbol. Soñaba con ser buena actriz, una actriz de talento. Quería estudiar nuevos papeles y personajes. Y mi lado sexy me molestaba. Pero tengo que reconocer que, teniendo en cuenta mis circunstancias en Estados Unidos, si no les hubiera interesado mi lado sexy no me habrían querido", revelaba durante una entrevista para la cadena France 2.