Aunque acaba de poner fin al período de trabajos comunitarios al que fue condenado tras ser declarado culpable de agresión y conducción temeraria, ahora el rapero podría volver a la cárcel por violar hace dos años los términos de su libertad condicional.
La ruptura que protagonizaron hace unos meses la cantante Nicki Minaj y el rapero Meek Mill, sobre la que el segundo confesó pocos después que le había supuesto un duro golpe emocional, podría quedarse en un mero episodio anecdótico si el controvertido músico acaba ingresando en prisión después de la vista oral a la que tendrá que presentarse la semana que viene en un juzgado estadounidense.
Como ha revelado el portal de noticias TMZ, el artista ha tenido que esperar dos años a que un juez determine la posible condena que debería desprenderse de la última de sus muchas infracciones, que data del año 2015, en lo que respecta a los términos de la situación de libertad condicional a la que está sujeto desde hace ocho años, cuando fue arrestado por posesión de drogas y armas de fuego.
En el caso de que el magistrado falle en su contra, Mill podría pasar hasta 20 meses en prisión y, desde luego, tendría que afrontar una sentencia mucho más grave que los trabajos comunitarios a los que se ha visto sometido en las últimas semanas como consecuencia de los cargos de agresión y de conducción temeraria que se añadieron este año a su historial delictivo.
El primero de ellos se deriva de los golpes que, en el mes de marzo, propinó en pleno aeropuerto de San Luis (Misuri) a un individuo que simplemente había tratado de sacarle una foto, mientras que el segundo de sus delitos tuvo como escenario la ciudad de Nueva York y se produjo este mismo mes de agosto, cuando el artista no dudó en grabarse a sí mismo haciendo todo tipo de maniobras ilegales con su coche en la vía pública.
Con solo 18 años, Meek Mill dio comienzo a su larga trayectoria de encontronazos con la justicia tras agredir a un agente de policía en un momento en el que llevaba consigo estupefacientes y una pistola. Este incidente fue el que le llevó a recibir una condena de entre 11 y 23 meses de cárcel -ya en 2008- que solo un año después fue sustituida por cinco años de libertad condicional.
Desde entonces han sido cuatro las veces que ha violado las disposiciones del juez, lo que se ha traducido desde 2012 en varias estancias breves en prisión, otros cuantos meses de arresto domiciliario y, ahora, a una nueva pena de la que solo se conocerán más detalles tras la citada vista oral de la semana que viene.
