"Ser intérprete es una profesión muy solitaria. Existe una sensación de soledad muy grande que me invade con frecuencia, esa es la verdad. Me siento muy sola en ocasiones porque soy la única que hace lo que hago y muchas veces creo que los demás no lo entienden", se ha desahogado la diva en conversación con el diario Los Angeles Times.
Esos sentimientos que sigue experimentando la popular artista cada vez que, por ejemplo, se dispone a ofrecer una actuación en directo -ya sea en un entorno tan imponente como el de la Super Bowl de 2017 o en los recitales bastante más íntimos que ofreció en el marco de la gira promocional de su último disco, 'Joanne' (2016)- se remontan en realidad a aquellos primeros años de trayectoria en los que trataba de hacerse un hueco en la industria musical a base de recorrer clubs nocturnos y demás establecimientos en su Nueva York natal y, posteriormente, a lo largo y ancho del país.
"Cuando empecé a viajar a otras ciudades para dar pequeños conciertos en discotecas y locales de ese tipo, me encontraba de todo [en relación con ciertas sustancias y otras peligrosas tentaciones de la noche], pero afortunadamente no me costó demasiado evitar esas cosas al haberlas probado ya de joven. El apartarme de esos ambientes me vino muy bien a pesar de que contribuye a aislarte un poco", ha reflexionado en la misma entrevista.