Aunque celebridades como Demi Lovato hayan ayudado ahora, si no a acabar, al menos sí a reducir el estigma en torno a las enfermedad mentales, cuando a la famosa Carrie Fisher le diagnosticaron un trastorno bipolar a principios de la década de los 80 fue incapaz de asimilar la noticia. De hecho, la intérprete -que en aquel entonces ya se había convertido en toda una estrella gracias a 'Star Wars'- tardó cuatro años en aceptar su situación y tomar medidas al respecto.
"Me dijeron que era bipolar a los 24 años, pero no pude aceptar el diagnóstico, no hasta que cumplí los 28 y decidí desintoxicarme tras sufrir una sobredosis. Solo entonces pude ver que mi enfermedad era lo único que podía explicar el comportamiento del que había hecho gala", explicó la famosa actriz al periódico The Guardian.
La primera medida que tomó Carrie fue comenzar a acudir a Alcohólicos Anónimos, aunque muy pronto comenzó a odiar aquellas reuniones.
"Al principio no me gustaban los grupos. Tenía la impresión de que me habían condenado a sentarme con otros parias como yo durante una hora cada día. Pero entonces alguien me dijo: 'No hace falta que te gusten las reuniones, solo tienes que acudir a ellas hasta que empiecen a gustarte'. Me pilló completamente por sorpresa. Que yo me sintiera cómoda o incómoda no era lo más importante, la clave era que consiguiera pasar por todo ese proceso sin flaquear".
Finalmente el apoyo que recibió por parte de sus compañeros en las reuniones de Alcohólicos Anónimos le hizo darse cuenta de que aún había esperanza para ella si aprendía a vivir con su enfermedad.
"Me ayudó a darme cuenta de que había otras personas que también tenían sus propios problemas y que habían encontrado la forma de hablar sobre ellos, al mismo tiempo conseguían sentir cierto alivio en el proceso", afirmó.
Carrie Fisher tardó cuatro años en aceptar que era bipolar
30
de Noviembre
de
2016
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