Prevé OIT incremento de trabajo infantil debido a pandemia

25 de Junio de 2021
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Ciudad de México. Si no se toman medidas de mitigación para reducir el número de niñas y niños en situación laboral en el mundo, esta cifra podría incrementar de 160 millones en 2020 a 168.9 millones a finales de 2022 debido a la crisis que ha dejado la pandemia, por lo que esta población se vería obligada a realizar trabajos que ponen en riesgo su desarrollo, salud, seguridad, vida y educación.

Así lo aseguró el informe “Trabajo infantil. Estimaciones Mundiales 2020”, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el fin de realizar un balance sobre la situación actual del trabajo infantil, los retrocesos o avances, cómo se vio afectada esta problemática por la pandemia y así replantear el camino hacia la eliminación del trabajo infantil a corta edad.

Este documento es desarrollado por la OIT cada cuatro años desde 2000, los cálculos de 2021 se basan en una serie de encuestas nacionales a hogares y las estimaciones de 2022 son resultado de más de 100 encuestas a hogares que abarcan a dos tercios de la población mundial de niñas y niños de 5 a 17 años de edad.

De los resultados destaca que 160 millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años de edad trabajaban en el mundo en 2020, de los cuales 63 millones eran niñas y 97 millones niños; de ellos 4.7 por ciento se dedicaban a actividades peligrosas en sectores de agricultura, servicios e industria, mientras que 9.6 por ciento se desarrollaba como trabajadores en sus familias o por su cuenta propia.

La OIT señaló que la lucha contra el trabajo infantil se ha estancado durante cinco años en algunas regiones del mundo, prueba de ello es que en 2016 habían 151.6 millones de entre 5 y 17 años de edad en esta situación mientras que para 2021 la cifra pasó a 160 millones, por ejemplo África Subsahariana es la región con la mayor prevalencia y número de menores de edad que trabajan.

Por región, el informe detalló que en África Subsahariana 86.6 millones de niñas y niños laboran mientras que en Asia Central y Meridional lo hacen 26.3 millones, en Asia Oriental y Sudoriental 24.3 millones están en esta situación. África Septentrional y Asia Occidental cuentan con 10.1 millones de niñez trabajando; América Latina y el Caribe con 8.2 millones y Europa y América del Norte con 3.8 millones, lo que posiciona a estas regiones con mayor disminución de este tipo de trabajo en los últimos 5 años.

Durante este periodo específica, a nivel mundial ha disminuido el número de niñas y niños de 12 a 17 años de edad en situación laboral, sin embargo en edades de 5 a 11 años de edad, incrementó. En 2020 había más de 16.8 millones de niñas y niños de 5 a 11 años de edad trabajando en comparación con 2016.

Este panorama, dice, es peor en zonas rurales, donde 122.7 millones de menores de edad trabajan mientras que en las zonas urbanas hay 37.3 millones, por lo que la prevalencia de menores de edad en esta posición es 13.9 por ciento en las zonas rurales que en las zonas urbanas, es decir tres veces superior y además, responde a que el trabajo infantil se ubica en particular en la agricultura.

Alrededor de 112 millones de niñas y niños se dedican a laborar en la agricultura, la mayoría de ellos van de los 5 a los 11 años de edad, por otro lado, 83 por ciento en la misma edad se desarrollan en trabajos en sus unidades familiares, lo que los coloca en un mayor peligro de ser explotados y uno de cada 4 de ellos realiza tareas que probablemente dañen su salud, seguridad o desarrollo moral.

Todo este contexto, añade, puede agravarse aún más debido a la profunda pobreza impulsada por la pandemia, por lo que 8.9 millones estarían en riesgo de empezar a laborar a finales de 2022, por ello es necesario que cada país expanda las medidas de apoyo a los ingresos para las familias en vulnerabilidad, desarrollen campañas de regreso a la escuela y la intensificación del aprendizaje para que los y las menores de edad retornen a las aulas.

Además, reitera, durante la recuperación de la crisis sanitaria será importante que los países amplíen la protección social para los y las niños y aseguren una educación gratuita y de buena calidad, garanticen que cada nacimiento sea registrado, promuevan el trabajo decente, brinden medios de sustento a las zonas rurales y la resiliencia debida e impulsen la legislación necesaria para proteger a las y los niños.

Los gobiernos de cada país deberán adoptar estrategias creativas de movilización de recursos a fin de expandir su espacio fiscal mientras que la comunidad internacional tendrá que cerrar la brecha de género y de financiamiento dadas las deficiencias presupuestarias generadas por la pandemia.

“La crisis de la Covid-19 nos ha recordado claramente la necesidad de cooperar y de establecer alianzas internacionales para superar los retos mundiales. Esto es tan cierto que para poner fin al trabajo infantil como para otras prioridades fundamentales en la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” los países deben aunar esfuerzos en el espíritu del artículo 8 del Convenio de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil”, finalizó el documento.

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