Veracruz, México, junio (SEMlac).- "Su único error fue enamorarse", repite una y otra vez Paula León, la mamá de Paloma, a más de un año de su feminicidio. Es su intento de encontrar una explicación al asesinato de su hija a manos de su pareja, al perder a su hija por ser mujer.
Para ella nada tiene lógica aún. No la tiene el saber que la persona que decía amar a su hija terminó por asesinarla. No la tiene el haberla perdido. No la tiene cuando debió decirle adiós, cuando solo tenía 20 años.
A Paloma la recuerdan sonriente, con ánimos de vivir, con ganas de viajar a distintos lugares. Sonriente como estuvo el día de sus 15 años, uno de los días en que más feliz la vieron los vecinos de Acula, donde vivían.
Ella terminó la secundaria en educación abierta porque tuvo muchas dificultades para poder hacerlo, ya que vivía con dislexia. Pero, aun así, buscaba la forma de ayudar, de hacerse de dinero, de crecer.
"Su único error fue enamorarse de la persona equivocada; fue una persona muy mimada, tratábamos de darle todo, yo como mamá siempre estuve ahí, siempre estuve cuando tenía que estar", repite Paula.
No supo cómo conoció a su pareja, Aldo. Pudo ser en las carreras de caballos que a Paloma tanto le gustaban y a las que siempre acompañaba a su papá, o pudo ser en redes sociales.
Se los presentó, empezaron a salir y seis meses después se fueron a vivir juntos a Santiago Tuxtla. Allá, ella vendía y a veces regresaba a ayudarles con la tienda que tenía la familia.
Lo que sí escuchó Paula fue que su hija vivía violencia, pues continuamente sabía de infidelidades de parte de su pareja, esas que la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia considera violencia psicológica.
También estaba enterada de que Paloma no se fue a Cancún, como su papá le propuso cuando toda la familia se mudó unos meses, porque su pareja la celaba, otra forma de violencia psicológica.
Que cuando tuvo un aborto espontáneo, solo fue llevada a un médico de farmacia y él no quiso pagar un especialista.
"De un año para acá, ya él (Aldo, la pareja de Paloma) se hizo irresponsable, ya empezamos a notar que se drogaba, nosotros; pero mi hija nunca quiso aceptarlo", subrayó Paula.
Por eso intentó retirarle el apoyo. Dejar de darle dinero y mostrarle que con su familia estaría mejor, pero sabía -consciente de cómo funciona la violencia de género- que la pareja de Paloma podía generar presión para alejarla de sus redes de apoyo.
"Yo no quería que me alejara de ella y por eso a veces la apoyaba, porque digo: si yo me pongo mal con él y le digo lo que yo siento, siento que me la va a alejar, porque ese dominio lo tienen a veces los hombres. No, tú no vas a casa de tu mamá y no vas. Entonces mi miedo era que me la alejara y me la quitara, de una manera u otra sucedió y fue peor", contó.
Unos días antes del feminicidio de su hija, ella llegó a su casa, le pidió ayuda y le dijo que se quería separar e irse a Ciudad Juárez, donde viven sus tíos; pero se esperaría al cumpleaños de su hermana. Sin embargo, la convenció de volver. El ciclo de la violencia de tensión, agresión y perdón se repitió.
La madrugada de aquel 7 de febrero de 2021, Paula recibió la visita de quien era la suegra de su hija, para preguntarle por Paloma, que supuestamente le había llamado para decirle que Aldo había tenido un accidente. Unas horas después, cuando por fin pudo actuar, se fue a la que era la casa de su hija, sin saber que ya no la encontraría con vida.
"Nos fuimos a Santiago; cuando entramos donde ella vivía, llegué a la casa y atrás llegaron la mamá y el hombre ese pateó un tonel de agua y me llenó de agua, andaba desesperado y su mamá le dijo: 'cálmate Aldo, cálmate'. Pero él no me contestó nada, la que me contestó fue la mamá que dijo que no la encontraban (a Paloma)", contó.
El rancho donde vivía estaba alejado y solo había un par de casas, por lo que la búsqueda no fue extensa. En cuanto llegó la policía, Aldo comenzó las contradicciones y cuando iban a poner la denuncia oficial, llegó el primer indicio: una chancla botada en un terreno, lo que llevó a dar con el cuerpo.
"Nos para un hombre que venía saliendo del cañal y me dice 'está una chancla ahí', nos bajamos y dije: no toquen, no toquen, vamos a hablarle a la policía. Antes de que llegara la policía, llegaron él (Aldo) y su mamá, antes de que llegara la policía, ellos llegaron al lugar y entonces la policía, empezaron a buscar, él llegó, no sé qué cosa le dije, pateó otra vez, se dio la vuelta y fue a dar a donde estaba el charco de sangre, algo me hizo 'míralo' ,yo lo miré su forma de caminar, donde fue, dirigido a donde estaba el charco de sangre, se quedó impactado, todos corrimos a donde estaba, yo me puse mal porque pensé lo peor", contó.
Así fue como la encontró. Así fue como Paula encontró a su hija, víctima de feminicidio. Así fue como vio a los ojos a quien está segura es su feminicida. "Cuando encontraron el cuerpo, lo detuvieron a él; se puso agresivo, pero como ellos (la policía) decían que no le cuadraba, tenían que detenerlo", narró.
"Yo le pido mucho a Dios porque, hasta que yo no oiga que lo declaran culpable, mi alma y mi mente no va a descansar, como le dije a la ministerial: si él no fue, tiene que haber alguien; pero tienen que seguir, seguir con ese proceso, no nada más se va a quedar así, él no fue, lo van a sacar y ya no hubo nadie", aseguró Paula.